Los dos llegaron al aeropuerto y aparcaron el coche, encaminándose hacia el interior del aeropuerto.
Al pasar por una floristería, el paso de Anthony titubeó.
Faith Williams lo notó y habló con prisa:
—Señor Charlie, ¿por qué no le compra a la Señorita Thompson un ramo de flores? ¡Seguro que le encantaría!
¿Encantaría?
Con su forma de pensar…
Anthony se sintió agobiado.
Pensando en su actitud de hace un momento... ¡Realmente era lo menos que se podía decir desagradecida!
Era un hombre, desde luego debería reconquistarla, ya que ella estaba en desventaja.
¡Pero!
Cuando la llamó, su actitud indiferente…
Anthony, sintiéndose desanimado, preguntó:
—¿Por qué debería comprarle flores a ella?
Faith Williams se apresuró a responder:
—Después de todo, la Señorita Thompson es una chica. Deberías tolerarla, ser la persona más comprensiva.
Anthony gruñó, sin disminuir, y se dirigió directamente a la floristería.
El empleado preguntó:
