Doris Armstrong vio el contenido y se quedó atónita.
El cerebro, el cómplice... la acusación de Lana Thompson...
Después de que la escuela emitiera el castigo, ella sabía que iba a ser expulsada, y se derrumbó por completo.
En ese momento, Lana Thompson apareció frente a ella, la abrazó y gritó:
—¡Fue Freya Morrison quien forzó a la escuela a castigarnos, diciendo que si la escuela no lo tomaba en serio, ella llamaría a la policía! Mi padre tuvo que suplicar a la escuela durante mucho tiempo solo para salvarme, y aun después de sus esfuerzos, todavía recibí un castigo severo.
Mientras hablaba, su llanto se intensificaba:
—¡Pero para ti no hay esperanza, vas a ser expulsada!
Aún aturdida, Doris la miró, preguntando:
—¿Por qué me van a expulsar?
Lana Thompson la miró con lástima:
—La última vez, te dieron un castigo grave que quedó en tu expediente. Esta vez, definitivamente serás expulsada...
Doris agarró la mano de Lana y preguntó en un estado de shock: