Antes de continuar con nuestra historia, regresamos en el tiempo para conocer a un gran hombre y el inicio de una enemistad muy grande.
5 mil años antes en el infierno, antes de la llegada de DANTE, un humano con ropas tipo poncho largo con capucha paseaba por el desierto caminando largas distancias. Por ratos se sentaba a descansar. Más adelante encontró una cueva y ahí se puso a entrenar. Cuando se sacó el poncho, era un hombre muy marcado; tenía una excelente figura, muy desarrollada.
Era un hombre poderoso. Cuando se encontraba con criaturas raras, peleaba y derrotaba a todos para sobrevivir y así era su estilo de vida. Ya resignado a la vida que había adoptado, vagaba por todos lados escuchando gritos de sufrimiento y peleaba con todo lo que se le cruzara. Había veces que comía la carne de algunas bestias armando fogatas y pasando la noche. Para él, ya su vida en este lugar no tenía nada de sentido, pero no quería desaparecer, así que solo continuaba con su aburrida rutina, hasta que un día.
HUMANO: Qué molestia, otra vez lo mismo. Creo que ya va siendo la hora de comer; ya han pasado 3 meses desde la última vez que comí. Umm, a cazar, odio hablar en voz alta, pero siento que si no lo hago me volveré loco y me olvidaré cómo se habla. Bien, empecemos por ese bosque seco; hay varias criaturas (se escuchan ruidos de gente, torturas). Dios mío, por aquí hay una granja, ¿qué debería hacer? Bueno, subiré a la cima de los árboles y así me acercaré para ver de lejos qué hay en ese lugar; quizás esta vez me apetezca salvar a alguien para no estar solo o quizás no haga nada. Bien, allá vamos.
El humano se sube a los árboles más grandes de un salto, acercándose al punto de los ruidos. Cuando llega, ve un sitio todo macabro con sangre por todos lados, pero había cosas parecidas a casas donde habitaban los demonios; era como un pueblo. Más adelante del pequeño pueblo había como granjas con cercos enormes, pero en estos cercos no habitaban animales; estaban humanos amarrados a palos con cadenas en el cuello como un animal salvaje y ahí, en ese lugar, demonios por todos lados torturando de diversas maneras a los pobres humanos sin dejarles morir para su deleite. El HUMANO miraba asqueado todo esto, pero en un rincón había un demonio muy pequeño, muy particular, con una mirada muy rara; tenía unos ojos amarillos, pero todo el contorno de los iris era negro y su sonrisa era la más perturbadora del mundo, una sonrisa marcada en su cara. No tenía labios, pero lo más curioso era que él solo miraba; se le veía algo incómodo observando todas esas atrocidades que se cometían.
De un momento a otro, un demonio más grande empezó a pegarle con una madera, lo pateó, lo golpeó y al final lo violó, dejándolo tirado en el suelo. Solo se escuchó decir: "Por idiota, si no vas a torturar, tú serás el torturado". El pobre pequeño demonio tirado en el suelo se arrastró a un lado, lejos, y ahí esperó su recuperación. Mientras tanto, el HUMANO miraba furioso todos los actos que cometían en ese lugar.
HUMANO: (en su mente) No pensaba meterme, pero esto es muy grande. Creo que hay unos 20 humanos ahí. Si los salvo, ¿qué haré con ellos? Qué problema, bueno, está decidido; cuando pasen las 00 horas, atacaré a todo este maldito pueblo de demonios y los mataré a todos; ya pensaré qué hacer con los humanos de aquí. Me prepararé (mirada seria).
Llegando las 00 horas, todos los humanos se recuperan de sus palizas y los demonios están en su pequeño pueblo platicando de lo malos que son. El pequeño demonio ya se había recuperado de todas sus heridas y se fue caminando a un lugar tipo bar que había en el pueblo. En ese lugar se encontraban casi todos los demonios de ese pueblo, celebrando y tomando algo parecido a la sangre. Había mucho bullicio de conversaciones y en eso aparece el niño pidiendo algo que tomar, acercándose a una mesa.
DEMONIO NIÑO: Señor… me puede dar algo, por favor.
DEMONIO: Jajaja, mira esta porquería pidiendo cosas (le tira una cachetada tumbándolo). Lárgate de aquí, basura; si no puedes torturar a la basura humana, no sirves como demonio, solo estás aquí porque a veces nos gusta oír tus gritos también, jajaja.
Mientras todo esto pasa en el techo, estaba el HUMANO viendo todo por un agujero del techo, esperando un poco, viendo qué podría hacer.
HUMANO: (en su mente) Quizás esto sea lo mejor. Bueno, es hora de empezar.
Mientras los demonios estaban disfrutando en sus cosas, de la nada el techo se rompe y el HUMANO cae encima de una mesa rompiéndola y se para de inmediato quedando en el medio del salón. Todos los demonios lo quedan mirando y el salón está en silencio cuando de repente un vaso cae al suelo rompiéndose y un demonio grita, empezando una gran pelea. Los demonios se abalanzan encima del HUMANO; él golpea a todos con rápidos movimientos, tumbándolos al suelo.
Algunos los patea en el cuello tumbándolos rápidamente al suelo, saca una daga de su cintura y empieza a cortarles el cuello rápidamente a todos, saltando de mesa en mesa, rebotando hasta en las paredes; parecía una rana. Los gritos de los demonios se hacían escuchar en todos lados y hacen que los demás demonios rápidamente se dirijan al bar para ver qué pasaba. Al entrar, ven la macabra escena: el HUMANO matando a todos, decapitándolos, y en eso todos huyen gritando que era un monstruo.
HUMANO: Jajaja, no sabía que los demonios podían sentir miedo, jajaja, esto es lo mejor (decapitando un demonio). No escaparán, todos morirán aquí hoy.
DEMONIO RANDON: ¿Qué cosa es él? Corran e informen a un demonio superior. (Le vuelan la cabeza).
HUMANO: No dejaré que nadie escape; yo soy la maldita muerte para ustedes, jajajaja. (De reojo mira al niño demonio).
Mientras termina de decapitar a todos, ya solo quedaba uno que estaba pegado a la pared. El humano se para delante de él y el demonio está asustado mirando al HUMANO que está delante de él.
DEMONIO: (sudando) Oye, HUMANO, ¿qué estás haciendo? No sabes que nosotros somos superiores, no tienes que hacer esto, ¿sabe…?
HUMANO: Mira que tienes unas bolas enormes, jeje. Bueno, perdóneme usted, señor demonio. (Se enfurece) Sabes, odio a todos los malditos demonios; si pudiera matarlos a todos, lo haría, pero no soy lo suficientemente fuerte, así que contigo calentaré.
Terminando todo esto, el HUMANO le tira un fuerte golpe en su abdomen, sacándolo a volar por los aires y rompiendo la pared del bar. Mientras esto pasa, en la cabeza del demonio que está muriendo del golpe, piensa: <
Se pasa toda la mañana matando demonios y ya más adelante, casi en la tarde, el HUMANO ya había matado a todos los demonios; nadie quedaba con vida y luego se dirige al cerco donde estaban los humanos para liberarlos. Llegando al cerco, se acerca a los humanos capturados, liberándolos a todos, y los humanos capturados se ponen a llorar y lo intentan abrazar.
HUMANO: Esperen, yo solo los salvé, pero lo que pase de aquí en adelante es toda cosa suya; lo siento, no puedo protegerlos a todos.
HUMANO HOMBRE: Ey, yo me llamo RENJIT. ¿Quién eres tú? ¿Por qué no puedes protegernos?
HUMANO: (suspiro, se quita la capucha) Bien, atención todos, yo me llamo HERACLES. Sé que en este infierno hay tipos de diferentes culturas y mundos; yo no puedo cubrirlos a todos, tengo solo dos opciones para ustedes: umm, sobrevivir ustedes solos o morir aquí mismo. Les daré paz; no soy un maldito héroe de fantasía, yo solo quiero sobrevivir. Lo demás depende de ustedes.
RENJIT: (sorprendido) Tú… no eres un héroe de la mitología griega, yo los conozco; tú en verdad eres un héroe, no mientas.
HERACLES: (TCH) ¿Así que me conoces? No, ahora solo soy un mortal perdido en este infierno que no es el mío. No conozco mucho este infierno, pero no quiero arriesgar mi vida por alguien que no conozco. Yo ya no soy un héroe; nadie más me preocupa que yo mismo, así que elijan (mirada seria).
En este momento todos los humanos están desesperados, no saben qué hacer. HERACLES se pone a un lado para dejarlos decidir y todos se juntan a hablar. Mientras esto pasa, de un momento a otro aparece el pequeño demonio que HERACLES no había matado y se pone a los pies de HERACLES.
DEMONIO PEQUEÑO: (triste) Po… podrías matarme a mí también, por favor.
HERACLES: Umm (sorprendido). Levántate, lo hablaremos luego. Lárgate a un lado, pequeño, que vas a asustar a todos aquí.
Los humanos se acercan hacia HERACLES y RENJIT se proclama su líder y habla.
RENJIT: Bien, veo que tú no eres un héroe que yo conocía en las historias mitológicas de los griegos, solo eres basura (escupiendo cerca de los pies de HERACLES).
HERACLES: Así que yo soy parte de la mitología en tu mundo, ¿verdad? Pues la verdad, yo sí existo en mi mundo; no voy a explayarme con los detalles, pero bueno, ¿qué han decidido?
RENJIT: (suspiro) La mayoría me seguirá, pero hay 5 personas que ya no quieren seguir con esto, así que, por favor, acaba con ellos, pero te lo suplico, no los hagas sufrir, hazlo rápido.
HERACLES: (decepcionado) Bien que se pongan de rodillas mirando a la nada.
Los 5 humanos, entre ellos 2 mujeres y 3 hombres, se ponen de rodillas mirando al atardecer. El demonio pequeño mira a lo lejos el evento que está pasando. HERACLES, con su cuchillo, se prepara y menciona unas palabras: "Que descansen" y procede a hacer un corte tan veloz que decapita a los 5 en un instante. Luego de eso, los demás se van con RENJIT y HERACLES se queda a enterrar los cuerpos. Mientras cavaba las tumbas, el pequeño demonio se le acerca.
DEMONIO PEQUEÑO: ¿Por qué los mataste? Yo también quiero irme.
HERACLES: (suspiro) Verás, ellos técnicamente se lo merecen, pero tú creo que naciste aquí, ¿verdad?
DEMONIO PEQUEÑO: Sí, eso es verdad, yo soy una cría demoníaca; nací hace un par de años, soy un experimento; dejaron embarazada a una humana entre varios demonios y así nací yo, eso me dijeron, pero como puedes ver no soy humano ni demonio, mi rostro es muy malévolo para ser humano y no tengo la frialdad de los demonios.
HERACLES: (Mientras cava) ¿Ves? Por ese motivo no te maté. No sé cómo podrás sobrevivir en estas tierras, pero te aconsejaría hacerte fuerte, cazar a las criaturas que puedas y fortalecerte. Así serás imparable. Creo que podrías ser alguien fuerte; esfuérzate. Ah, cierto, toma (le lanza un pedazo de su ropa), ponte ese como un pañuelo en tu boca para que no asustes a los posibles humanos que te encuentres; si me haces el favor de salvarlos, sería buena idea.
DEMONIO PEQUEÑO: Gracias, no sé si podría viajar contigo. Por favor, te lo suplico.
HERACLES: Umm, no, niño, yo solo me valgo; lo más probable es que serías una carga.
DEMONIO PEQUEÑO: Por favor, piénsalo, yo me haré fuerte para ayudarte.
HERACLES: (incómodo) Umm (suspiro), ¿sabes?, muy bien, te tengo una propuesta: te daré 3 meses; si sobrevives a esos meses, te llevaré conmigo. En este lugar tú estarás solo 3 meses; yo regresaré, te doy mi palabra, y si te encuentro vivo para ese tiempo, te llevaré. ¿Entiendes?
DEMONIO PEQUEÑO: Está bien, pero ¿juras que regresarás?
HERACLES: Te lo juro, cuando juro algo con mi nombre es ley, así que por mi nombre te lo prometo, así que no te preocupes.
DEMONIO PEQUEÑO: Muy bien, gracias.
HERACLES se retira después de enterrar a los cuerpos y deja al pequeño solo en ese pueblo fantasma, ya que no quedó ningún demonio vivo. Día tras día estaba con su pañuelo en la boca y trabajaba limpiando los cuerpos. Como era un demonio, pudo sobrevivir comiendo los cuerpos de los demonios y sus corazones. Con el tiempo, él se había fortalecido bastante. Los días pasaban rápidos; ya pasando 2 meses y medio, él estaba en muy buena forma. Se ponía a entrenar y hacer experimentos con los cuerpos de los caídos, ya que los cuerpos de los demonios se demoran mucho en descomponerse. Así seguía sus días; ya faltando solo 1 día para que pasen los 3 meses, pasa un incidente.
DEMONIO PEQUEÑO: (barriendo en la calle) Bueno, ya han pasado 3 meses; mañana será el gran día. Espero que no me haya mentido.
VOZ MISTERIOSA: Así que todos murieron. ¿Quién demonios eres tú, pequeño del trapo en la boca?
DEMONIO PEQUEÑO: He… (Voltea rápidamente) ¿Quién eres tú?
DEMONIO MISTERIOSO: Yo me llamo BACON. ¿Qué demonios pasó aquí?, ¿por qué no hay nadie?, y solo estás tú. ¿Me puedes explicar?
DEMONIO PEQUEÑO: Yo, bueno…
BACON: ¿No me digas que tú mataste a todos ellos? ¿Cómo lo lograste? Te veo algo fuerte, pero no creo que tú solo lo hayas hecho. Bien, ¿quién más está contigo?, mocoso, la verdad tengo envidia de esto; yo mismo venía a matar a todos ellos, pero tú me ganaste. Qué rabia, pero sabes, tú también me servirás, jeje (se lame los labios).
Asustado, se pone en guardia y saca un cuchillo de su cintura.
DEMONIO PEQUEÑO: Lo... ci...ento, tendré que matarte para que no interrumpas mis metas. Hice una promesa (mirada seria).
BACON: Qué envidia me da tu optimismo, jajajaja, pero tú no podrás conmigo, mocoso.
BACON se lanza contra el pequeño, golpeándolo en la cara con su mano, sacándolo disparado hacia una casa y rompiendo por completo toda la casa. De los escombros sale el pequeño y estaba sangrando; se para agarrando el cuchillo firmemente y, corriendo, intenta golpear al demonio BACON, pero él solo se mueve a un lado y el pequeño cae al suelo. BACON lo patea en el estómago y lo levanta en el aire; antes de caer al suelo, BACON lo agarra y lo levanta más y lo azota contra el suelo brutalmente y lo patea, lanzándolo un par de metros, haciendo que su pañuelo salga volando y dejando su cara expuesta.
BACON: (Se acerca al cuerpo del pequeño) Mira nada más qué horrible tienes tu cara con esa sonrisa macabra; jajaja, eres un demonio roto, no eres de sangre pura.
DEMONIO PEQUEÑO: (dañado en el suelo) No (sufriendo) no me… Daré… Por vencido (le apuñala la pierna).
BACON: (se indigna) MALDITO MOCOSO, ¿quién te crees para herirme a mí? (Lo pisotea repetidas veces).
DEMONIO PEQUEÑO: (en su mente) Parece que al final no podré mantener mi promesa. Lo siento, HERACLES (lagrimeando).
Mientras el demonio BACON seguía pisoteando sin piedad al pequeño y este ya empezaba a perder la vida, una roca es estampada contra la cara de BACON, tumbándolo al suelo.
BACON: ¿Quién demonios eres tú? Maldito, eso dolió.
VOZ MISTERIOSA: Tu maldito (furioso).
El pequeño, ya perdiendo la conciencia, solo alcanza a mirar que alguien estaba ahorcando a BACON y, viendo la cara de sufrimiento de BACON, el pequeño se desmaya. Cuando abre los ojos, ve parado a alguien muy familiar; era HERACLES, que lo estaba mirando, parado a un lado del pequeño. El demonio pequeño se sienta en el suelo y lo mira apenado.
DEMONIO PEQUEÑO: Lo siento, HERACLES, no pude sobrevivir a los 3 meses que me dijiste.
HERACLES: No, mocoso, todo este tiempo estuve viéndote cómo pasabas tu vida y no te rendías. Hasta el final esa cosa te superó y lograste herirlo con todo en tu contra; eso me inspiró, recordándome a mí mismo. Te ganaste el derecho a seguirme; solo a los que veo que tienen el fuerte deseo de seguir viviendo solos, a ellos los protegeré.
DEMONIO PEQUEÑO: (llorando) Gracias, en verdad es mucho para mí recibir una pizca de aprobación de alguien; en verdad, gracias. (Llora más fuerte).
HERACLES: Bien, pequeño, ya es hora de irnos, umm, verdad, ¿cómo te llamas? Perdón por preguntártelo hasta ahora.
DEMONIO PEQUEÑO: Yo, pues, la verdad, no tengo nombre; solo nací y nadie me acogió y mi madre murió ni bien nací (triste). Se la comieron, eso es lo que me dijeron esos demonios.
HERACLES: Perdón, no quise hacerte acordar esas desgracias. Bien, entonces yo te pondré un nombre. Déjame ver... Umm, a ver, ya sé. ¿Qué tal, MALEKIN?
DEMONIO PEQUEÑO: (sorprendido) Me gusta ese nombre; gracias, desde ahora me llamaré MALEKIN.
HERACLES: Bien, MALEKIN, es hora de irnos.
MALEKIN: Sí, nos haremos más fuertes para destruirlo todo, jajajaja.
HERACLES: (Lo mira raro) Oye, ponte el pañuelo y no te rías así, das miedo.
MALEKIN: (apenado) Perdón, mi parte demonio, jeje.
Los dos amigos empezaron a avanzar por el amplio desierto; ahora, ¿qué pasará?, lo sabremos en el siguiente capítulo.