Ahora nos encontramos en la puerta de la ciudad; HERACLES está frente a AZOTE. Ya han tenido una gran pelea; ahora se miran fijamente, tratando de analizar sus movimientos.
AZOTE: Quién lo diría, un héroe de otra dimensión cayó en este lugar. ¿Cómo te llamas, niño? Hemos peleado ya por varios minutos; es un honor pelear contigo.
HERACLES: Me llamo HERACLES, pero tú me sorprendes; eres un jinete del apocalipsis, ¿verdad?
AZOTE: Sí, déjame presentarme también; soy AZOTE de la peste, antiguo líder demoniaco de otro universo también, pero eso fue hace mucho tiempo. ¿Qué más quieres saber de mí?, porque me pareces interesante.
HERACLES: Umm, no sé si se pueda saber qué poderes tienes, jeje, me sería más fácil.
AZOTE: En todos mis milenios de vida, nadie me pregunta eso... Bien te lo diré: soy AZOTE de la peste. Mis poderes, umm, no, averígualos. No sé si ya te diste cuenta, por todo lo que hemos peleado, mis poderes no son un misterio: venenos, distintos tipos de veneno, ahí lo que tienes.
HERACLES: Bien, ahora lo tengo claro, esa niebla casi invisible que sale de ti es tu poder, ¿verdad?, el veneno.
AZOTE: Eso es natural, todo aquel que esté a mi lado en un determinado radio a mi alrededor perderá poco a poco su fuerza y habilidades.
HERACLES: ¿Fuerza, eh? Bien, yo creo que eso es lo que me sobra.
AZOTE: Continuemos con esto, semidiós.
HERACLES: ¿Cómo diablos sabes eso?
AZOTE: Nosotros estamos por encima de todos, sabemos muchas cosas y tú no deberías estar en este reino, así que si mueres, nunca más renacerás en tu reino.
HERACLES: Está bien, no tengo miedo a morir, más bien creo que es un lindo día para eso.
AZOTE: Qué osadía de tu parte, jajaja.
HERACLES no pierde tiempo con más charlas y ataca a AZOTE intentando golpearlo rápidamente, pero AZOTE libera un gas de sus mangas y retrocede. HERACLES aguanta la respiración y hace un aplauso muy fuerte, el cual logra disipar todo el gas de su alrededor. AZOTE se sorprende de su fuerza, dándose cuenta de que él es muy fuerte y su aura no lo afectaba mucho. Seguido, saca un látigo de sus mangas; es un látigo con espinas incrustadas. AZOTE hace girar el látigo alrededor de él, rompiendo las piedras, y rápidamente golpea con dirección a HERACLES, rozando su pierna e hiriéndolo. HERACLES se da cuenta de que es peligroso con el látigo. De la nada, otro ataque a gran velocidad hace que HERACLES esquive más rápido, dándose cuenta de que AZOTE seguía haciendo girar el látigo a su alrededor y simultáneamente atacando. Era una defensa y ataques asombrosos. HERACLES pasa unos minutos esquivando y llega a la conclusión de que no puede acercarse, decidiendo destruirlo todo para llegar. Seguido de lo que piensa, golpea el suelo con tanta fuerza que provoca una avalancha de piedras con dirección a AZOTE, desequilibrándolo por el movimiento y dejando de girar el látigo. Rápidamente, AZOTE esquivó con dificultad y, de la nada, aparece HERACLES atrás de él y recibe un gran golpe directo en todo el estómago, sacándolo volando y lastimándolo, pero a la vez HERACLES mira su mano y esta de un color morado y se pregunta qué pasó.
AZOTE: (Se levanta del suelo) Mira si ya está haciendo efecto, jajaja. Si me tocas, te envenenarás con un veneno que ataca a tu sistema nervioso, sintiendo un dolor muy fuerte. ¿Qué te parece?
HERACLES: (cara de dolor) Maldición, sí que duele... Ahora no voy a dar más vueltas contigo; ahora empieza lo bueno.
HERACLES separa un poco las piernas y concentra toda su fuerza en su cuerpo, produciendo una aura de color verde, liberando un gran poder, rajando el suelo bajo sus pies. Arremete contra AZOTE tan rápido que AZOTE no logra esquivar y recibe un gran golpe en la cara, pero a la vez su otra mano de HERACLES se envenenó, pero HERACLES no retrocedía a pesar del dolor. AZOTE se incorpora rápido y, mientras salta esquivando, tira latigazos con dirección a HERACLES, mientras él esquiva y trata de atacar. Así duran un buen tiempo, pero todo se empieza a poner a favor de AZOTE, ya que también tiraba gases venenosos debilitando a HERACLES. Cuando todo parece que ha terminado, AZOTE abre las manos y salta y de todo su cuerpo emana un gas de color morado. HERACLES aguanta la respiración e intenta hacer lo mismo aplaudiendo con fuerza para botar el veneno; casi lo logra, pero está muy debilitado, así que salta muy alto, pero en el aire AZOTE lo envuelve con su látigo lastimándolo y lo estrella contra una roca al tratar de levantarse. HERACLES se percata de que ya no puede moverse y solo puede hablar.
HERACLES: ¿Qué rayos está pasando?, ¿por qué no me puedo mover?, si no respiro nada de ese gas venenoso.
AZOTE: (Cae del cielo y se pone encima de una roca) Idiota, ¿crees que mis venenos te dañarán solo con respirarlo? Lo último que te tiré, ese veneno, ingresa por los poros de la piel; en mi estado actual no lo puedo controlar muy bien, pero fue suficiente para lastimarte mucho; (en su mente) esto también me consume mucha energía, malditas leyes celestiales.
HERACLES: Maldición, esto no puede estar pasando (suspiro). Bien, creo que voy a perder; lo siento mucho, MALEKIN, RENJIT.
AZOTE hace que su látigo se convierta en acero y lanza un golpe con el látigo, pareciendo que le iba a atravesar el corazón, pero de un momento a otro, de la sombra de HERACLES sale RENJIT, bloqueando el ataque, y arriba de AZOTE aparece MALEKIN, intentando golpear a AZOTE, pero él esquiva y retrocede muy lejos para analizar la situación.
MALEKIN: IDIOTA, ¿crees que te voy a dejar morir, así como así? (Se arranca el pañuelo de la boca). Eres mi mejor amigo.
RENJIT: Uy, me vas a hacer llorar, MALEKIN, creí que yo también era tu amigo.
MALEKIN: (cura a HERACLES) ¿Me consideras tu amigo? Qué sorpresa, pensé que me tenías miedo.
RENJIT: Esa sonrisa tuya es un poco intimidante, pero por esta vez me parece bonita. Vamos a por él, amigos.
MALEKIN: Maldición, no puedo curarte completamente, HERACLES. ¿Crees que puedes seguir?
HERACLES: Mientras mis soldados siguen luchando y mis amigos siguen peleando, no me rendiré; después de todo, soy un maldito héroe.
HERACLES en su interior acepta su persona, quién es él, ya que por su muerte anterior pensó que no se merecía llamarse héroe, pero se dio cuenta de que en este mundo había algo que proteger.
MALEKIN: HERACLES, por fin tienes confianza en ti; vamos a por el amigo.
RENJIT: Pensé que era el único que maduro, pero HERACLES, te entiendo cómo te sientes.
Los tres amigos se ponen rápidamente en posición de pelea; AZOTE se pone en modo defensivo. La tensión se siente en el aire y los 4 están un poco nerviosos. De repente, los 3 arremeten contra AZOTE, el cual salta hacia atrás soltando un gas venenoso. Los 3 se detienen de golpe y saltan. HERACLES golpea al aire con tanta fuerza que genera una ráfaga de viento para botar el gas; AZOTE golpea rápidamente con su látigo el suelo rompiéndolo, levanta las rocas y se las lanza; rápidamente ellos esquivan y se separan un poco. RENJIT entra en su sombra y sale a la espalda de AZOTE, golpeándolo con una patada en la espalda y arrojándolo a MALEKIN, el cual golpea fuertemente en toda la cara y lo estrella contra el suelo, pero la pierna de RENJIT y la mano de MALEKIN quedan lastimadas por el veneno de AZOTE. Rápidamente, MALEKIN cura su mano y corre para curar la pierna de RENJIT.
HERACLES: Lo siento, me olvidé decirles que no podemos tocarlo por su veneno; es muy molesto.
MALEKIN: Así que era eso, bien, yo me ocupo de este tipo.
MALEKIN cubre su cuerpo con un escudo verde y se dirige hacia AZOTE, el cual lo mira riéndose y lanza un potente veneno de color rojo. Los otros dos saltan para esquivar, pero MALEKIN lo recibe de golpe, dejando a los demás sorprendidos.
HERACLES: ¡MALEKÍN NOOOO!
RENJIT: ¿Qué diablos están tratando de hacer?
Cuando se despeja la espesa neblina venenosa, vemos que MALEKIN está parado como si nada, riéndose.
AZOTE: (shockeado) ¿Pero qué demonios están pasando? No le hizo nada, oye, demonio, ¿qué rayos es eso?
MALEKIN: Es una de mis habilidades, la barrera verde; ningún tipo de gas o veneno o magia puede atravesarla.
HERACLES: Que rayos, MALEKIN, ¿por qué nunca nos dijiste de eso?
MALEKIN: Era una sorpresa para cuando peleáramos, pero es obvio que es el momento justo para usarlo.
HERACLES: Bueno, esto todo tuyo, amigo, acaba con él.
AZOTE se molesta lanzándose contra MALEKIN, el cual recibe un fuerte golpe por distraído, sacándolo a volar y rebotando contra el suelo un par de veces. De inmediato se incorpora para ir a golpear a AZOTE, el cual ya no puede lastimarlo con veneno y empieza una pelea a puros puños. MALEKIN se acerca mucho a AZOTE para no dejarlo usar su látigo, obligándolo a atacar con golpes. Una feroz batalla está dándose a cabo mientras nuestros amigos miran y analizan la pelea. Se arrepiente; en un descuido, MALEKIN logra darle un fuerte golpe a AZOTE; RENJIT aprovecha y, en un instante, aparece atrás de AZOTE, clavándole la katana en su hombro. Ya que AZOTE logra esquivar a las justas, RENJIT sigue en su arremetida y logra cortar con su otra espada la espada de AZOTE. Teniéndolo lastimado entre MALEKIN y RENJIT, AZOTE está furioso, pero de repente en el aire aparece HERACLES y cae golpeando fuertemente en la cabeza a AZOTE, estrellándolo contra el suelo y formando un gran cráter. AZOTE está tirado en el suelo, muy lastimado, y los 3 amigos lo están viendo.
AZOTE: (muy grave) Maldición… (escupe sangre) ¿Cómo pude hacerme esto?
MALEKIN: Este es tu fin, jinete, eres grande, pero hoy te superamos.
RENJIT: Tenemos más experiencia gracias a ti.
HERACLES: Hoy celebraremos este triunfo como grandes compañeros.
AZOTE: (agonizando) Bien por ustedes… pero quizás me toman… a la ligera, jajajajajajajajaja.
Todos miran sorprendidos a AZOTE mientras se pone de un color negro y de la nada se empieza a inflar como globo y los chicos tratan de retroceder, pero de la nada hay una fuerte explosión que cubre todo el lugar de una niebla negra de la cual sale MALEKIN y, preocupado, mira a todos lados.
MALEKIN: (en su mente) Maldición, ¿qué rayos? Menos mal que tenía mi barrera puesta, pero ¿dónde están los demás?, chicos, ¿dónde están? Respondan.
De la sombra de MALEKIN sale RENJIT con HERACLES.
RENJIT: Maldición, lo siento, MALEKIN, pero ese gas negro agarró a HERACLES en su brazo antes de que lo pudiera llevar y está muy grave.
Rápidamente, MALEKIN intenta curar a HERACLES, pero no desaparece el color negro de su brazo y MALEKIN se desespera.
MALEKIN: No puedo curarlo. ¿Qué pasa con esta cosa? ¿Por qué?
De la nada se escucha una voz familiar; era de AZOTE, una voz que se empezaba a desvanecer en el aire.
AZOTE: Jajaja, mortales, no crean que vencerme es gratis; ese veneno es mi arma secreta, no hay cura para eso, ese idiota morirá y desaparecerá para siempre, jajajaja...
La voz de AZOTE ha desaparecido; él ha muerto. Mientras tanto, MALEKIN está desesperada curando a HERACLES. De un momento a otro, le pone su barrera verde en el brazo de HERACLES para intentar salvarlo; el veneno se ralentiza un poco, pero no es curado.
RENJIT: Hazte a un lado, le voy a cortar el brazo y se lo regenerarás tú con tus poderes.
MALEKIN: Buena idea, rápido, hazlo ya.
RENJIT le corta el brazo a HERACLES, pero el veneno sigue apareciendo más arriba del brazo cortado y los dos no tienen más opciones.
MALEKIN: ¡MALDICIÓN! Porque no desaparece.
HERACLES: Déjalo ya, no voy a poder sobrevivir, lo siento, más bien hay que seguir hasta el final (se levanta difícilmente). Él ya viene.
RENJIT: (con lágrimas en sus ojos) Tiene razón MALEKIN, aquí viene él, ya no hay tiempo para lamentos.
MALEKIN: (Llorando, se seca los ojos). Si es verdad, lo siento, HERACLES, pero te juro que tendrás un funeral digno de ti.
HERACLES: Gracias, amigo. (Se pone serio y mira adelante)
Enfrente de ellos estaba MUERTE, el último jinete con su aura intimidante y su caballo de color amarillo dorado, que hace que tiemblen un poco, ya que estaban muy cansados para seguir la guerra. Ya había llegado a las puertas de la ciudad; los soldados de HERACLES estaban retrocediendo mientras los demás avanzaban, acorralándolos, y atrás venía MAMMON en su enorme bestia; los 3 estaban en problemas, no podían con todo lo que venía y MUERTE solo miraba, no se movía de su lugar donde estaban.
HERACLES: Chicos, él no se mueve y nuestro ejército está retrocediendo. Ya no se va a poder hacer nada, creo que moriremos aquí, pero quiero hacer hasta lo último que pueda, así que prefiero morir peleando a su lado en vez de que me mate este estúpido veneno.
RENJIT: Hasta el final, hermanos, gracias por recogerme y hacerme una mejor persona.
MALEKIN: Todavía puedo pelear; tengo fuerza suficiente, dime qué hacer, HERACLES.
Mientras discutían, MUERTE se acerca un poco y les habla.
MUERTE: No tengan miedo, mortales (los 3 se sorprenden). Han demostrado ser muy capaces de ganar y se merecen una segunda oportunidad. Además, lo que te hizo mi hermano es imperdonable; AZOTE no tiene honor para hacer eso. No puedo curarte, pero les aliviaré su pesar. Me retiraré de este pleito sin sentido; el demonio atrás mío no es tan benevolente como yo, así que suerte con su última pelea.
HERACLES: ¿Esto es verdad? ¿Te marcharás, así sin más?
MUERTE: No tengo más que hacer en este lugar, así que recuperen fuerza mientras se acerca el final. Adiós.
MALEKIN: Esto es una sorpresa.
MUERTE con su hoz corta el mismo aire, abriendo como una especie de hueco en el aire para atravesarlo y desaparecer con su caballo; inmediatamente el agujero se cierra y nuestros amigos caen arrodillados sin saber qué pasó.
HERACLES: Maldición, no hay tiempo para descansar. Escuchen rápido, esto será el fin para mí, no tiene que ser para ustedes.
MALEKIN: ¿Qué demonios estás hablando, HERACLES?
RENJIT: El grandote tiene razón, tenemos esperanzas; hay que largarnos.
HERACLES: No podemos dejar a nuestra gente.
MALEKIN: Ellos no importan, podemos traer más y armar una ciudad; otra vez escapamos.
HERACLES: MALEKIN, mírame, para mí ya no hay una próxima vez y además tú no conoces a los humanos; ellos son torpes y a veces se salen del camino, pero eso es lo que los hace especiales, porque aprenden de sus errores para mejorar y ser alguien de bien. Así como yo hoy aprenderás que nosotros podemos mejorar. No quiero dejarlos solos; ellos son mis amados humanos a los que protegeré como el héroe que soy. Dale tiempo y verás que vale la pena protegerlos. (MALEKIN llora fuertemente).
RENJIT: (Llora desconsoladamente) No digas eso, HERACLES, perdón por todo lo malo que dije de ti, no sabía por lo que pasaste, todos tenemos un pasado.
HERACLES: Bien, muchachos, este será mi último plan; con ustedes no me diseccionen. MALEKIN, es verdad que tienes inmenso poder ahora, ¿verdad? ¿Qué poderes tienes?
MALEKIN: Sí, y por vencer a AZOTE tengo una nueva técnica: teletransporte y barreras, entre otras, y puedo mover mis barreras también.
HERACLES: Esto lo cambia todo; cree que puedes mover la ciudad y ocultarla con unas de tus barreras.
MALEKIN: Lo que me pides creo que es muy difícil, pero no es imposible; lo intentaré.
HERACLES: Bien, mueve la ciudad al costado del bosque que encontraste; será mejor, y luego colócale una barrera para que nunca la detecten y RENJIT, tu guía, lleve a los sobrevivientes a la ciudad y rápidamente MALEKIN los teletransportará juntos.
RENJIT: Muy bien, ¿y tú qué harás, HERACLES?
HERACLES: Este es mi fin, amigos míos; yo distraeré a los que quedan para que puedan escapar todos. Ese tal MAMMON no dejaré que se salga con la suya.
MALEKIN: Muy bien, respetaré tu decisión, amigo mío, y gracias por todo lo que hicisteis por mí.
RENJIT: Igualmente, yo te recordaré por siempre, hermano.
HERACLES: Gracias, ahora largo no quiero que me vean, porque moriré de pie, lo juro (en su mente). Este dolor es insoportable.
Los amigos se retiran a hacer sus deberes. MALEKIN agarra las paredes de la ciudad y concentra su poder para crear una barrera; mientras él hace eso, RENJIT ayuda a escapar a todos los soldados que sobrevivieron. RENJIT guía a todos a la puerta de la ciudad, mientras una inmensa barrera está cubriendo poco a poco a la ciudad entera. Mientras pasa esto, HERACLES salta en medio de los enemigos y aliados y concentra una gran cantidad de energía, haciéndose más musculoso de lo normal y, con un puñetazo, rompe el suelo formando un gran acantilado, no dejando pasar a las fuerzas enemigas. Algunos caen en el vacío por querer avanzar y, atrás del ejército, llega MAMMON y se detiene en frente de HERACLES, el cual estaba al borde del precipicio formado por su extraordinaria fuerza.
HERACLES: Así que tú eres el demonio rey, ¿verdad?
MAMMON: Mortal miserable, me llamo MAMMON. Acuérdate de eso, porque yo seré el que te mate.
HERACLES: Bien, si eso es lo que piensas, me gustaría verlo. (Concentra poder en todo su cuerpo, haciendo temblar la tierra).
MAMMON: (sudando) ¿Qué rayos es este inmenso poder? Pensé que eras un simple mortal.
HERACLES: (Se pone más musculoso y crece un poco). Por mi padre Zeus, que alguna vez me dio poder, me acepto a mí mismo como el semidiós que soy, para poder proteger a mi pueblo y a mis amigos (recuerda todo lo vivido con ellos). Te juro que hoy te mataré, MAMMON HAAAAAA (en su mente). Adiós, amigos míos.
Mientras todo esto pasa, MALEKIN mira a lo lejos como su amigo se enfrenta con todos él solo, mandando a volar a todos los que reciben sus puños, y lo mira orgulloso y, de repente, se escucha un grito.
HERACLES: MALEKIN, RENJIT, CUÍDENSE MUCHO, HERMANOS.
MALEKIN llora desconsoladamente; RENJIT, subido en una torre de la ciudad, mira a su hermano HERACLES mientras llora sin parar. MALEKIN termina de colocar la barrera a la ciudad, llorando; baja la cabeza y se despide, teletransportando toda la ciudad junto con él, al lado del bosque, y la ciudad empieza a desaparecer. RENJIT rápidamente agarra a MALEKIN y lo mete a la ciudad, ya que MALEKIN estaba muy cansado, y la ciudad desaparece completamente del mapa. En el campo de batalla, MAMMON está enojado y sorprendido.
MAMMON: ¿PERO QUÉ MIERDA PASÓ?, ¿Dónde está la ciudad?, no siento a nadie, tú no eres un mortal, eres un semidiós y ese tal Zeus, agg un dios, maldito seas, pero igual todo terminó para ti.
HERACLES: En eso tú y yo coincidimos, pero no serás tú quien me mate, jajaja. Veamos quién muerde el polvo primero: yo por el veneno o tú por mis puños.
MAMMON: Maldito arrogante, ya verás, ¡ataquen HAAAA!
Y a lo lejos se ve el fin de un valiente héroe y cómo se enfrenta con el ejército de un rey demonio, sin miedo a morir y desaparecer con tal de proteger a lo que más quiere. Ese día terminó la leyenda de un semidiós perdido en el multiverso; mientras tanto, MALEKIN, tirado en el suelo, ve la entrada de la ciudad prendida por el fuego y esto nos lleva a la actualidad con DANTE, REX y MALEKIN mirando la entrada prendida en fuego, pero esto será para el próximo capítulo.