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Chapter 3 - Capítulo 3: ¡Ese hombre no debería aparecer!

—¡PAREN O LOS MATO!

Ella advierte, pero nadie la escucha. Con la mano dibuja un círculo en el aire y el maná púrpura brota por sus poros; desliza el conjuro y rompe el hechizo de sanación.

Darius, que no puede hacer más que observar la situación pega un grito:

—¡Maurice, llama a Linxz ahora!

Luego de la interferencia, los sanadores retroceden con temor. La santa, que aún no está recuperada, camina despacio en dirección a la salida.

Pero no va a ser tan fácil para ella.

A pocos metros ya se encuentran los guardias imperiales internos que bloquean el paso. Treinta hombres vestidos con sus armaduras de negro con aura asesina.

Estos hombres tienen dos órdenes que deben cumplir: la primera es evitar que la mujer escape, y la segunda es garantizar que no fallezca.

Thabita ha tomado una decisión y en este momento nadie podrá detenerla. No importa cuán feroces parezcan estos personajes ni siquiera tienen un nombre.

Se planta ante los caballeros burlándose en sus pensamientos. «¡Disculpen personajes sin relevancia podrían no estorbar! »

Aunque el cuerpo muestra signos de fatiga, ella está segura de que los pueden vencer.

El caballero número uno ordena:

—Santa del Templo de las montañas del...

Pero la mujer corta la breve línea:

—¿Esto es una broma?—pregunta con tono arrogante—. Vamos chicos, ¡Veamos quién es más fuerte!

Entrecierra los ojos y con ambas manos realiza un movimiento de forma circular. Murmura otro hechizo, las palabras fluyen como el río, desembocando en estruendosos látigos de energía. La piel se eriza por la estática, esta energía va directa al pecho de los estorbos.

Es su ataque favorito.

¡Cien flechas de electricidad!

Al contacto con ellas, los hombres caen y comienzan a convulsionar.

Justo antes de moverse, se ve asediada por una oleada de ataques. A pesar de que había conjurado un escudo protector al liberarse de los brazos de Darius, este se está desmoronando bajo la intensidad de los asaltos. No logra discernir el origen ni el responsable de ellos.

El impacto de esferas azules como bombas de hielo comienza a craquelar la carcasa que la protege. Son ataques aleatorios que la rodean por completo, como si provinieran de decenas de hombres, todos con el mismo maná de alto nivel. Se marea mientras busca a los agresores, entonces arremete a mansalva de forma indiscriminada.

Aun así, estos no cesan.

Al mismo tiempo, se materializa el dueño de la torre de magos: Linxz Settleres, hijo de la tercera concubina del antiguo emperador. A pesar de que nunca se mostró al primogénito como una opción al trono, desde su niñez demostró una habilidad mágica excepcional.

El hombre de la túnica blanca que deja al descubierto la mitad de su torso, sonríe:

—¡Hermanito!

Darius está exhausto. Ha estado luchando con todas sus fuerzas para moverse.

—Ayúdame con esto.

Los ojos de jade que brillan como piedras pulidas se arquean de felicidad:

—Veo que te dieron una paliza.

Mientras habla en tono burlesco, Linxz toca la frente que gotea sudor con su índice. Rompe el hechizo y Darius se desploma sobre sí mismo como un peso muerto. El hombre mantiene encorvada la columna por unos minutos.

¿Quién diría que el alto y majestuoso emperador, está arrodillado con las palmas en el suelo tratando de relajar los calambres de su cuerpo?

El mago no puede evitar sentir una emoción excitante en el pecho. ¡Tan patético!

Linxz se eleva hacia los cielos, las prendas blancas ondeando por la imponente energía.

—Hermanito, mira cómo le cortó las alas a esa paloma.

Cuando el emperador levanta la cabeza, el mago ya ha desaparecido y la situación de Milennia se vuelve cada vez más compleja.

—Señorita, ¿qué le parece si se detiene?

La voz desconocida aún no revela a su dueño, pero los ataques se detienen para esperar la respuesta de la mujer.

Thabita intenta encontrar a la persona que le habla, pero no lo logra:

—Disculpe, pero en este momento debo retirarme.

—Oh, ya veo. Pero es una pena, mi hermano me dijo que debía quedarse aquí.

En ese momento, el único hermano que puede estar presente es Linxz. La mujer siente cómo sus ojos se empañan, sus pupilas se agrandan y una sensación de opresión la invade en el pecho.

Esto no es bueno.

En realidad, este hombre ya no debería tener presencia en este libro. Al inicio él representaba al protagonista, el personaje de mayor relevancia en este universo después del Dios creador. Era el líder de la torre de los magos y el gobernante de este Imperio.

Sin embargo, sucedieron cosas.

Algunas personas tienden a plasmar a alguien especial en sus creaciones. Transmiten con palabras sus anhelos y frustraciones, toman ese espacio para iluminar su vida, incluso si es pequeño y agridulce. Desnudan fantasías y sueños, buscan esa felicidad que la vida les niega. En su corazón, aunque Linxz no le pertenecía, merecía una oportunidad.

Remordimiento, enamoramiento, culpa. Alguno de esos sentimientos, tal vez.

Al final, solo borro todo y lo dejo como un personaje imposible de recordar.

Ella tiene un nudo en la garganta, pero no se va a dejar aplacar:

—Lo siento, pero hoy no va a poder ser.

Lo bueno de enfrentarse a este hombre es que él no le perdonará la vida. La santa mira hacia el cielo, y empieza a elevar la temperatura corporal, las hojas y los árboles comienzan a titubear: está absorbiendo energía natural.

Ella sonríe:

—Señor, ¿comenzamos?

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