El polemarca caminaba de vuelva a la polis, la noche se acercaba más y más junto a enormes nubes grises antecediendo una llovizna, el sol se ocultaría en unas horas y el tiempo se agotaba, pero Asterión no apresuró el paso, solo caminó a su ritmo, pensando en que hacer mientras recordaba con detalle su primer encuentro con Teseo.
La lluvia comenzó a caer y Asterión se detuvo para contemplar por un momento las gotas caer sobre el río, la claridad y tranquilidad que antes tenía este, ahora interrumpido por aguas turbulentas y el ruido de la estruendosa corriente, un pensamiento maldito pasaba por la mente del polemarca, el de abandonar la polis y sus compañeros para sobrevivir, se agarraba con fuerza la nuca mientras miraba sus pies y el lodo que iba cubriéndolos, él sabe que esa es la decisión incorrecta que solo un traidor cobarde tomaría, pero volver a la ciudad es solo un suicidio, por una causa que ni siquiera es noble, defendiendo una ciudad llena de esclavistas que el joven detestaba con toda su alma.
-¿Qué sentido tiene todo esto?
Fueron las únicas palabras que pudo formular su cerebro, Asterión se ha esforzado como pocos para llegar a su posición con la esperanza de hacer un cambio, pero ahora todo se desvanecería por una mala decisión. Retomando el curso a Scíathos lo mas lento que podía, como si eso le diera más tiempo para mantenerse con vida, Asterión siempre mirando el suelo observó una pequeña polilla que incapaz de volar por la lluvia; se había estrellado contra la tierra, el polemarca la puso en su palma y la dejo descansando en un tronco mientras el insecto secaba sus alas, puso su mano una ultima vez en su nuca y miró el cielo mientras apretaba sus dientes y parpados.
-Al menos, al menos debo salvarlos.
…
Asterión volvió finalmente a la empalizada y varios hoplitas estaban armados, cargando cosas de un lado a otro y gritándose ordenes entre sí, las preparaciones para la batalla estaban lejos de estar listas. En la base de una de las atalayas el polemarca vio un rostro familiar.
-¡NIKO!
Luego del grito el tracio rápidamente se reunió con su líder, tenía un rostro de extrema preocupación.
-Estas… estas vivo, tú, me dijeron que te encontraste con Teseo, yo, pensé que ya no.
-Infórmame de la situación aquí y llévame con el comandante, atacaran en unas horas.
Hubo un pequeño silencio mientras Niko procesaba la situación y finalmente luego de recomponerse, volvió su voz de siempre.
-Tratan de reforzar la empalizada como pueden, no hay muchos bendecidos por Hércules en esta zona por lo que priorizan las atalayas, de todas formas esperan que la muralla caiga así que cavaremos una zanja para retrasar a los micénicos, mientras tanto los ciudadanos escapan por el laberinto.
Ambos llegaron a una gran casa donde por afuera varios guardias afilaban sus armas y pulían sus anillos, al entrar vieron un mesón enorme donde Laconia, otros estrategas y el comandante; un hombre de mediana edad bastante fornido y armado como los hoplitas sumado a una capa, discutían sobre planes para defender la polis, ninguno se giró para observar quien entro a verlos.
-En tres horas llegarán los minotauros.
Los cinco estrategas miraron al dúo entrar y Laconia inmediatamente se levantó a recibirlos.
-Polemarca, me alegra que se encuentre bien.
El comandante no parecía tan contento.
-Llego el hombre que sobrevivió un encuentro con Teseo el fundador, que raro considerando su falta de bendición, Asterión el sin estrellas ¿Qué información relevante nos traes?
Asterión comprendía la ironía y las dudas del comandante, seguramente debe imaginar que el polemarca es un traidor o simplemente un inútil salvado por la suerte.
-Teseo trajo una pequeña fuerza de combate, aproximadamente unos cincuenta micénicos, vienen en represalia por los minotauros esclavos mantenidos y exterminados en la ciudad.
El comandante sonrió y se tranquilizó mucho más.
-¿Solo cincuenta, podemos confiar en este reporte?
Laconia de pie giró la mirada hacia el comandante.
-El polemarca es un estratega connotado, ha servido fielmente a Helena y los arcontes, su información es muy relevante para nosotros para este combate.
El comandante parecía disgustado por el comentario pero no tenia forma de rebatirlo, así que simplemente aceptó la situación.
-Bien, si son solo cincuenta micénicos nuestro único problema debería ser repeler a Teseo. Esta polis cuenta con ciento cincuenta hoplitas entrenados y luchamos en nuestro territorio, esto apenas será un desafío.
-No lo subestime comandante, las tropas de Teseo son pocas porque son soldados de elite y sus tácticas suelen ser extremadamente agresivas, recomiendo solicitar refuerzos y realizar una guerra de desgaste, contraatacar no resultará en un buen resultado.
El comandante puso ambas manos sobre la mesa y se levantó de su asiento.
-No me des ordenes niño cuida tus palabras, no comparto tu plan, nuestras fuerzas son el triple de grandes y una batalla de desgaste solo generará muertes y gastos innecesarios.
Asterión bajo la mirada y apretaba sus manos detrás de su cintura.
-Pido entonces ejercer el cargo de capitán en la batalla y solicitar diez hoplitas además de mis compañeros de falange para defender la polis.
-Denegado.
Asterión, Niko y Laconia quedaron sorprendidos por las palabras del comandante.
-Si bien comprendo sus capacidad estratégica polemarca sus logros son solo en escaramuzas y en exploraciones del laberinto, en esta situación no puedo permitir que mis tropas estén mal guiadas, además un capitán necesita como mínimo poder defenderse a si mismo, usted no participara en el combate.
Laconia tomó su arma.
-Si mi polemarca no participa en la batalla yo tampoco tengo obligación de luchar en esta guerra.
El comandante levantó la voz.
-¡BASTARDA DE LERNA! Te recuerdo que tu no eres exactamente un ciudadano de Helena, los arcontes perdonaron tu vida a cambio de que nos sirvas, tu no eres un heleno como nosotros, eres solo una esclava que le "prestaron" a un polemarca inútil incapaz de luchar.
La bestiaria lleno de flamas la espada y en ese momento, antes de que la guerrera atacara al arrogante, Asterión se colocó en medio.
-Tranquilízate bestiaria, sabes las consecuencias.
Laconia bajo el arma y caminó fuera del edificio.
-Comprendo sus instrucciones comandante, abandonaré inmediatamente la polis.
-Tampoco lo permito, como polemarca debes quedarte aquí junto a tu falange, es tu deber.
-… Entiendo comandante.
Asterión caminó fuera del lugar con la cabeza agachada. Niko quien solo estuvo observando, guardó su rabia con la injusticia empleada por el comandante hasta que ya no aguantó más.
-Yo no soy un hoplita, yo entrené para ser un tracio, guerrero y explorador del laberinto, yo sirvo a los arcontes, no tengo porqué servirle a usted.
El comandante ni siquiera miró al joven.
-Adelante.
Niko salió, hartado del comandante y con sus manos en la cintura no podía quitarse la rabia del cuerpo, ofuscado con todos, el estaba totalmente preparado para luchar por la ciudad, pero ahora se sentía asqueado y confundido, el tiene que luchar para salvar a los soldados que no tienen la culpa de nada, pero al hacerlo luchara también por el arrogante comandante. Niko miró por todos lados buscando a Laconia o Asterión y fue recibido por este último, quien agarro del brazo al tracio y lo llevo en dirección al final de la muralla hacia la playa.
-¿Qué- Qué hacemos?
Tu y Laconia deben aprender que es mejor solo aceptar las palabras de estos lideres de mierda, así es mucho más fácil aprovecharse de ellos.
-¿Aprender, aprovecharse, escuchaste lo que le dije?
-Si, agradezco tus palabras, ahora concentrémonos en salvar a Laconia y a la mayor cantidad de soldados posibles.
-¿Pero cómo? si escapamos por el laberinto seremos considerados desertores, mejor ganemos la batalla.
-No hay forma de ganar la batalla ¿Crees que Teseo subestima la ciudad? El trajo la cantidad justa que necesita para aplastarnos y mantener el asedio en Helena, para mañana Scíathos será territorio micénico.
-¿Entonces qué, como vamos a salir de esto sin ser asesinados o tachados de traidores?
-Si te cuento el plan no va a funcionar así que lo siento.
-Al menos dame una pista.
-Involucra un secuestro.
-¡¿Eh?!
Tracio y polemarca corrieron hasta llegar al borde de la muralla, ambos subieron a la Atalaya de lugar y Asterión observaba con profundidad el mar, como si buscara algo.
-¿Qué haces?
-Este lugar tiene que tener un barco.
-¿En qué nos ayudará eso?
-Hay uno ahí, perfecto.
Asterión pensaba detenidamente mirando el piso, Niko solo tenía más y más preguntas en su cabeza, pero al ver que el polemarca no le contestaría ninguna decidió intentar ser de ayuda.
-¿Quieres que busque a la señorita Laconia?
-Por favor, pero no le hables, solo infórmame de su situación, principalmente que lugar de la muralla defenderá, yo me quedaré en la casa detrás de esta atalaya, ven aquí apenas aparezcan los micénicos.
-Entendido.
Niko se marchó y Asterión mascullaba con la boca tapada con su mano, por un lado aún tenía miedo de morir en este enfrentamiento, pero por otro estaba emocionado, emocionado de sentir como su mente trabajaba buscando una solución, una forma de revertir la situación en su favor, el polemarca sabe con seguridad que la ciudad está perdida, pero ahora mismo salvar a su falange es la prioridad, un hoplita subió por la atalaya encontrándose con el pensativo hombre.
-Hola, un gusto ¿Vigilaras conmigo?
-Si, un placer mi nombre es Terasión, soy un polemarca enviado aquí por el arconte de la luz para ayudar.
Asterión sacó el papiro con el sello del carnero de Jasón.
-El comandante me nombró capitán para defender este lado junto a diez hoplitas más.
Ambos se dieron un apretón de manos.
-Bueno ¿Cuáles son sus órdenes capitán?
Asterión con una enorme sonrisa y lleno de una falsa confianza le informó de sus falsos planes.
-Por ahora ayúdame conseguir otros nueve hombres, luego necesito que traigamos ese barco pesquero para armarlo.
-¿Armarlo?
-Confía en tú capitán, tenderemos una trampa que los micénicos nunca verán venir.
-Sí, capitán, informaré al comandante.
El hoplita estaba preparado para marcharse pero fue detenido por el polemarca.
-Tranquilo, aún no, espera aquí conmigo, Teseo es un minotauro muy inteligente, mientras más helenos sepan del plan más probable es que se entere y fracase por cualquier descuido, mantén la calma, por ahora solo esperemos una hora, luego reúne los soldados y prepara el barco.
-Oh, está bien.
Ambos se apoyaron en el marco de la atalaya observando el bosque y el cielo.
-Es una pena que tengamos que luchar en un día lluvioso capitán, las estrellas están cubiertas por las nubes y los ojos de los dioses no podrán ver nuestra batalla, es un mal augurio para nosotros los bendecidos ¿No lo cree?
Asterión pensó durante un corto rato su respuesta.
-No sé mucho de augurios, pero no te preocupes soldado, me contaron que cuando nací también llovía como ahora y aún así, a pesar de nacer fuera de los ojos de los dioses, fui bendecido con favores igual de magníficos como todos.
-¿Qué dios lo bendijo capitán? Yo soy un fiel servidor de la diosa Anfítrite.
-Es un secreto, ya lo veras en la batalla.
Los arboles a lo lejos se movían de un lado a otro y la lluvia se transformaba lentamente en una tormenta, que azotaría la polis en medio del enfrentamiento, quizás para bien, quizás para mal.