Vinieron una personas que jamás hubiera esperado. Un prisionero normal esperaría a su pareja, a su hijo o incluso algún familiar pero yo estaba solo.
Toda mi familia ya está muerta, así que no tenía visitas en los dos años que pase en esta prisión. No me esperaba que esa persona viniera a verme.
-Bueno señor héroe que le trae a estas sucias celdas con su tan majestuosa figura.-Hablo con extrema confianza a la figura de cabello largo y plateado.
-Mi deseo es salvar el mundo, eso lo sabes claramente y seré directo contigo porque ya se la clase de persona que eres.
-Jajajaja, con clase de persona te refieres a un asesino ¿no?- Decía a risas acostado en la dura cama en la que durmió por dos años.
-No... me refería a eso, se que eres una persona inocente y además un hombre perfecto para mí grupo y sinceramente quiero que firmes parte de mi grupo.- Con una aura decidida digna del héroe expreso sus palabras como un discurso.
-Nunca me habían halagado tanto~, pero me niego totalmente.- La cara que antes parecía estar riendo se torno sería.
-Po-Por favor se lo ruego necesitamos de su fuerza, si lo tenemos a usted la posibilidad de perder a mis compañeras será menor...-Lo dijo apretando las rejas con extremo miedo.
Parece que los héroes también tienen miedo a la muerte, era de esperar después de todo el sigue siendo un humano.
-Lo siento pero no lo voy a discutir más, adoro mi vida aqui en prisión. Olvídate mejor de tu fantasía, no te llevará a nada.-Giro su cabeza a la parte de la pared con la idea de dormir.
La puerta de la reja fue abierta y en un instante sentí la intención asesina junto a una espada dirigiéndose a mi.
-Maldito!!!.
Salte de inmediato de mi cama, junto al impulso de mis piernas me ubique en la punta de aquella habitación.
-*Luz cegadora*-Toda la habitación se llenó de una luz abrasadora que dejaría a cualquier humano ciego por 3 segundos.
El héroe se sorprendió ante mi acción, se cubrió al instante sus ojos.
Aproveche su distracción y encontré una debilidad. En un impulso de mis piernas dirigí mi cuerpo hacia el suelo cerca del héroe.
-*Golpe tectónico*!!!-Dirigi mi golpe directamente hacia su estómago y lo que era su armadura de mithril fue hecha pedazos, sin compasión alguna.
El héroe salió volando directo a la pared, fuera de la celda.
-Duele...- Murmuró para si mismo.
-Si vas a golpear a alguien con una arma deberías esperar a que esté también se defienda, idiota. Ni siquiera utilize toda mi fuerza y ya estás tirado.... eres demasiado débil.
-Por eso... es que deseo que me ayudes, no quiero ser una carga para mis compañeras y si estás conmigo estoy seguro que podré ser superior.
-Tsk, cómo odio esa cara de cachorro que pones, no llegarás a ningún lado y además estarás seguro con un asesino como yo, dudo mucho.
-Ya te lo dije, confio en que no eres ese tipo de persona.
-Y como sabes que no soy así, confías en un débil instinto, no me hagas reír.
-Porque yo te conozco de antes, tu me ayudaste ¿recuerdas?.
-No me interesa eso, ya me decidí a no volver a recordar mi pasado. Ese maldito niño que trataba de ser héroe ya se murió desde que murió su padre.
-No digas eso, tu sigues siendo mi héroe y puedes ser el de los demás.
-Puedes callar tu maldito osico.- Rechino sus dientes con furia.- Tu no sabes nada de mi vida, crees que me conoces señor "héroe", recuerda mi posición yo solo soy un farsante para todos, mientras que tu eres el tan amado héroe. Me das asco cuando hablas de que me pueden adorar como héroe, quedate con toda tu fama y muérete con ella.
Me aleje de la figura heroica que seguía tumbada en la pared y cerré la puerta de mi celda con gran rudeza.
-Juro que volveré hasta hacerte parte de mi grupo, juro que serás mío señor Wilfred.
Ese maldito nombre, lo había olvidado totalmente desde que me metieron a esta sucia cárcel.
-Ya lárgate, no me importa que digas me rehusare completamente.
-Wilfred cierto nunca te dije mi nombre, me llamo Stell.
Valla nombre tan raro, supongo que dejaré de llamarlo héroe y lo llamaré por su nombre.
Pensé que nunca iba a volver a verlo, sin embargo al siguiente día volvió a aparecer.
-Hola Wilfred~- Dijo con una sonrisa, parecía como si se había olvidado la paliza que le dí.
-Largate te dije, no pienso irme de aquí.
Se fue desanimado pero volvió a aparecer al siguiente día.
-Hola~
-Como carajo te dejan hacer tantas visitas, no piensan en el bienestar mental del prisionero!!!.
-Soy el héroe, tengo permiso para todo.
Así siguió visitandome cada día, me distanciaba al instante para que se aburriera y se fuera pero siempre sacaba un tema de conversa.
-¿Por qué siempre llevas esos trapos, no te molestan?
-Esos trapos como tú llamas es la ropa que nos dan aquí en prisión.
-Que tal si te traigo algunas ropas para que te sientas más cómodo.
-Ni se te ocurra hacer eso, ya es demasiado que le pidas a los guardias las visitas diarias. Eso solo se llamaría abuso de poder.
-Si es por ti no me importaría hacerlo~
-Haz lo que quieras, no me importa.
Las visitas fueron diarias hasta que finalmente llegó el día que jamás espere ver.
-Ey mocoso, estás libre ya se justifico tu inocencia y estás libre de cargos. Largate de una vez.- Con un dedo pulgar hacia atrás me señaló aquel guardia que salga de mi celda.
No lo podía creer, sali y por fin demostraron mi inocencia algo que para mí ya era imposible. Me despedí de mis compañeros de prisión aunque eran pocos porque la mayoría salió por buena conducta.
Al salir con unas prendas normales, supongo que estaba un poco feliz.
Por fin era libre...