Morgan se cubrió las mejillas.
Parecía que en verdad era muy adorable.
¡Confirmado!
—No digas eso —dijo Cindy—, siempre he estado muy agradecida de haber dado a luz a Morgan.
—Lo tuve, no por alguien más. Él es mi hijo. Cuidarlo y criarlo es porque lo amo, y naturalmente quiero darle una vida mejor. No quiero verlo sufrir; quiero que esté tan bien como los demás niños. Por eso, claro que tengo que esforzarme. —Cindy miró tiernamente a Morgan—. Estoy muy dispuesta a hacer todas estas cosas.
No era para encontrar al padre de Morgan y obtener la gratitud de los miembros de la familia Zhekova en el futuro.
Tampoco era para obtener beneficios.
Lo que ella quería era solo el amor de Morgan y su sonrisa.
—Entiendo —asintió el Abuelo—, no quise decir nada más. Solo pensé que si tú no hubieras sido tan valiente en aquel entonces, ninguno de nosotros habría conocido a un niño tan adorable como él ahora.
Morgan miró hacia arriba al Abuelo.
De repente, bajó de los brazos del Abuelo.