El ogro me vio y levantó su enorme porra, y soltó el golpe en dirección a mí. Yo instintivamente supe que debía esquivar aquel ataque. Pero apenas la porra tocó el suelo, por meras vibraciones, me elevé unos metros. Claro que yo, al ser lo más parecido a un animal salvaje en cuanto se trata de peleas, aproveché la altura para contraatacar. El ogro soltó un fuerte grito de enojo y con un rápido movimiento soltó un porrazo que impactó directamente a mí que aún estaba en el aire. Choqué contra la pared y luego caí al suelo.
Al levantarme me encontraba en un lugar prácticamente blanco, pero podía ver nubes negras como de tormenta. Aun sin saber bien en dónde estaba, comencé a caminar por aquel lugar. Caminé por un rato hasta que vi una cabaña en aquel extraño lugar. Entré a la cabaña para ver si había alguien ahí, pero no había nadie. Escuché un sonido detrás de mí, me dio la vuelta, pero no había nadie. Momentáneamente, sentí algo detrás de mí, así que en vez de solo darse la vuelta, me di la vuelta mientras soltaba una patada que, al parecer, sí logré conectarla, pero cuando quise ver a quién, no había nadie.
Cuando entonces escuché ''¿ESTÁS SEGURO DE QUE TE PUEDES DAR EL LUJO DE PERDER EL TIEMPO ASÍ?''.
<¿A qué te refieres?>
<¿Me estás amenazando?>
<¿Bueno, y tú quién eres?>
<¿Yo? —preguntó de forma burlona la voz y prosiguió —yo soy tú>
<, pero igual soy tú, solo que represento el lado oscuro de tu alma, dijo la voz a la vez que tomaba una forma más humanoide y con mi aspecto, pero con los colores invertidos, puedes llamarme braham>
<¿Ganar? ¿A qué te refieres?>
<...>
<¡No me ignores, maldito bastardo!>
Instantáneamente, desperté y lo primero que vi fue la porra del ogro a punto de aplastarme, por suerte alcancé esquivar el ataque y aprovechar para saltar por la vibración causada por el impacto, ya en el aire sentí que debía sacar la espada del héroe la cual tenía un brillo tenue de un color negro rojizo, acto seguido comencé a caer en picada sobre la cabeza de aquel ogro, de nuevo hice lo mismo, pero esta vez con más fuerza y una sonrisa desquiciada y como si fuera el enemigo más débil cayó rendido ante el poder de la espada braham la cual devoro con su oscuridad a aquel dios ogro. Instantáneamente, apareció un cofre al otro lado de la sala. Sin pensar que podría ser un cofre trampa, solo lo abrí, y en su interior había tres cosas: una espada de acero, un abrigo de color blanco con rayas negras y para finalizar un libro con técnicas de espadas. Tomé todo y salí por la puerta del cuarto para rebuscar la salida, pero directamente la puerta del jefe se conectó con la del exterior, así que salí rápidamente. Ahí estaban mis amigos que estuvieron esperando mi regreso, pero por razones que no entendí, se abalanzaron hacia mí para abrazarme.
<¡Pinché, Liam, porque pitos tardaste tanto, nos preocupaste mucho!> dijo Argel mientras rompía en llanto. Pinche, niño, pendejo, ni que fuera almohada para llorar encima de mí
<¿De qué hablas?, tan solo estuve ahí unas horas.> dije confuso.
<¿Horas? ¿Querrás decir un mes, además, ¿qué con ese aspecto?> dijo Diego.
<¡Sí!, te ves diferente> dijo Jose.
<¿A qué se refieren con que me veo diferente?>
Mi nuevo aspecto era diferente, tenía la piel blanca, el pelo negro azabache, ojos rojos y mis colmillos eran más grandes. En esencia, tenía estilo.
Les conté mi aventura a través de la mazmorra a mis amigos, los cuales se sorprendieron, porque al parecer Argel, Diego y Jose habían tenido incursiones similares, con cantidades razonables de enemigos y un jefe de nivel regular pero diferente a la mía en cuanto a diseño y enemigos. Lo que hizo que me quedara algo confuso.
Todos se quedaron en silencio por un momento. Rodolfo aprovechó el silencio para pedirme que desenvainara la espada del héroe.
<¿Cómo?> pregunté.
<¿Cómo la espada no te lo ha dicho?> preguntó Rodolfo. Giré la cabeza de lado a lado para decir que no.
Pues bueno, supongo que te encontraste con el alma de tu espada en algún momento y a de haberse fusionado con tu alma para dar paso a más poder a cambio de la apariencia de su alma> respondió Rodolfo.
<¿O sea que tengo las habilidades de ese dios?>
<¿Cómo, aún no consigo el poder total de la espada?, ¿No habías dicho que ya me había aceptado?>
<¿miedo a qué?>
<, pues a matar, y no me vengas con "pero yo ya mate muchos monstruos, ¿cómo diablos le tendría miedo a matar?", pues muy simple, tú solo has matado por instinto a seres que te quieren matar, pero nunca has matado por voluntad propia u a algún humano o semejantes que te quieran lastimar, lo que sistemáticamente te genera el miedo a matar a alguien y por orden directa de ese miedo bloqueas el 100% de tu poder total> dijo Rodolfo.
Al día siguiente, Argel, Diego, Jose y yo nos despidieron para después dejar el pueblo e ir tras el enemigo.