NOS PERDIMOS EN EL BOSQUE, Y YO QUE CREÍ QUE LA MONJA SE UBICARÍA MEJOR QUE YO.
<¿EH?, ¿NO SE SUPONÍA QUE TÚ SABíAS A DONDE IR?>
PASARON LAS HORAS Y SEGUÍAMOS PERDIDOS.
ME TUMBE EN EL SUELO Y ME DORMÍ DE GOLPE.
<¡LIAM, LIAM! ¡DESPIERTA LIAM!> ME GRITABA DULCE.
RÁPIDAMENTE, SAQUÉ MI ESPADA Y SIN SIQUIERA VER QUE ERA, ME LANCE AL ATAQUE. FUE UNA BATALLA RÁPIDA, INCLUSO HASTA INÚTIL, LOS DICHOS MONSTRUOS ERAN DUENDES, y HASTA UNA ARDILLA, LOS ESPANTA LANZANDO NUECES.
<¡ERES ESTÚPIDA, COMO MIERDA NO PUEDES CON MONSTRUOS TAN DÉBILES!>
<¿Y ENTONCES, PARA QUÉ ME SIGUES?>
<¡¿EEH?!, ¿POR QUÉ?> PREGUNTO DULCE.
SIN SIQUIERA ESCUCHAR RESPUESTA ME ACOSTÓ. LA NOCHE TRANSCURRIÓ SIN NINGÚN PERCANCE APARTE DEL DE LOS PUTOS DUENDES.
EL VIAJE TRANSCURRIÓ TRANQUILAMENTE A PARTIR DE AHÍ, NO VOLVIERON A SER ATACADOS DE NUEVO. HASTA QUE AL TRANSCURRIR DE TRES DÍAS LOGRÁRAMOS SALIR DEL BOSQUE A UN ENORME PRADO EN EL CUAL SE VISUALIZABA UNA ALDEA A LO LEJOS.