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En algún lugar profundo del desierto del Sáhara, un solitario extraño caminaba a la sombra de una duna, siguiendo las direcciones de una extraña brújula. La brújula no señalaba el norte, sino que guiaba al hombre hacia algo específico. Eventualmente, el hombre llegó a un punto donde la brújula apuntaba directamente hacia abajo. Sin perder tiempo, el hombre instaló una tienda en esa ubicación exacta antes de entrar. Una vez dentro y fuera de la vista, retiró la aguja de la brújula y la dejó caer en la arena. La aguja, como si tuviera vida propia, comenzó a moverse hacia abajo, y el hombre la siguió, utilizando una técnica espiritual que le permitía atravesar el suelo.
Después de unos minutos descendiendo, se encontró con un extraño escudo hecho de energía —formalmente conocido como una Formación—, pero la aguja hizo un agujero en el escudo lo suficientemente grande para que el hombre pudiera pasar.