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Roy no disminuyó su vigilancia mientras el espíritu de roca lo miraba con intenciones asesinas.
Las cuatro bestias eran su esclava. Se volvió furioso como el infierno al verlas muertas.
Lanzó sus brazos hacia adelante, arrojando una roca hacia Roy.
Inmediatamente saltó hacia la derecha, resultando en que la roca pasara de largo y cayera en un punto metros detrás de él, levantando polvo y generando un viento tan fuerte que podría ser sentido por Roy.
Entonces... ¡vio una escena que le abrió los ojos de par en par!
Siendo el objetivo de un Espíritu de Roca colérico, Roy experimentó una lluvia de rocas.
Si hubiera sido otra persona en su lugar, habrían sido aplastados o habrían elegido correr hacia el bosque.
Pero él avanzó sin temor, confiando en su habilidad.
¡Bam! ¡Bam! ¡Bam!
Ni una sola roca lo tocó. Zigzagueó no solo para salir de su alcance, sino también para acortar la distancia entre él y el Espíritu de Roca.