Lux solo regresó al Dominio de Hereswith después de veinte minutos. Esta vez, encontró al Elfo Alto sentado en un claro del bosque, bebiendo té de hierbas.
No había papas fritas ni portátiles alrededor, y solo el hermoso paisaje del bosque lo recibió.
Era como si todo lo que había visto anteriormente hubiera sido una ilusión, y el Medio Elfo estaba más que feliz de pretender que no había visto nada.
—Gran Maestro, he regresado —Lux saludó al Elfo Alto de manera educada y respetuosa.
—Bienvenido de nuevo, Lux —Hereswith respondió con una sonrisa—. Siéntate. He preparado un poco de té. Siéntete libre de beber un poco.
—Gracias, Gran Maestro —Lux asintió y se sentó frente a Hereswith, permitiendo que el hermoso Elfo Alto que podría causar la caída de una nación le sirviera algo de té.
El Medio Elfo sorbió el té y lo encontró cálido y reconfortante. Se detuvo un momento para disfrutar del sabor antes de seguir bebiendo, repitiendo este ciclo hasta que su taza estuvo vacía.
