—Abuela, qué alegría verte de nuevo —Lux le dio a Vera un fuerte abrazo, y esta le correspondió con la misma intensidad.
No queriendo quedarse fuera, Eiko también se unió al abrazo grupal, dejando atrás a su muñeco de práctica, Dracul.
—Me estaba preocupando que tu recuperación se alargaría eternamente —dijo Lux después de que terminaron su abrazo—. Pero no esperaba que saltarías al Rango de Santo después de que dejaste Fuego Negro. Me pregunto cómo reaccionarán Padre e Iris una vez que te vean de nuevo.
Vera sonrió porque esto también era algo que ella estaba deseando ver.
Su cuerpo había sido remodelado a la perfección, permitiéndole ser más fuerte de lo que era hace décadas. Además, se había vuelto mucho más joven, pareciendo una hermosa dama en sus veintes.
Luego Lux dirigió su atención a su Maestro, Gaap.
Al igual que Vera, el Mediano también había recuperado muchos años de su vida.