Mientras todos esperaban que Lux saliera de la Cúpula de Sangre, poco sabían que su alma en realidad no estaba en Elíseo.
Antes de que los Campeones de la Luz asaltaran las Tierras Ancestrales del Nigromante para matarlo, el alma del Medio Elfo ya estaba en el Reino Celestial.
De hecho, estaba sentado en una silla, frente a varios Dioses, quienes debatían sobre las restricciones que debían imponérsele.
—Vosotros, ¿qué tal si simplemente le damos todas las cosas buenas y terminamos con esto? —dijo Max, quien era el Dios Patrón de Lux, de manera casual—. Ustedes ni siquiera están en Elíseo, entonces, ¿por qué están interfiriendo en su avance?
—Max, sabes que no podemos hacer eso —replicó con tono de molestia la Diosa, cuyo nombre era Némesis—. Al igual que las dos chicas que representan la Suerte Extrema y la Desgracia Extrema, se necesita un balance entre las cosas para mantener el equilibrio en el multiverso.
