Mientras Lux y Nevreal conversaban en privado, Lucio estaba dentro de su Gremio de Mercantes, revisando los informes de sus subordinados que se encontraban actualmente en otras ciudades y pueblos del Reino de Gweliven.
A decir verdad, el Maestro de Gremio de la Lluvia Crepuscular también le había ordenado que intentara encontrar una manera de hacer que Aina trabajara para ellos.
Sin embargo, la belleza parecida a una muñeca era inamovible como una montaña. Lucio había enviado muchos peones prescindibles para intentar negociar con ella, pero su respuesta siempre era no.
Esto molestaba mucho a Lucio.
Había un dicho en la Lluvia Crepuscular que si no podían tener algo, simplemente lo destruirían.
Pero antes de avanzar con ese último recurso, decidieron usar la táctica ancestral de usar a la hermana de Aina como rehén, para hacer que se sometiera a su voluntad.
Justo cuando Lucio colocaba el último documento en su mano sobre la mesa, se escuchó un golpe en la puerta de su oficina.