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Cuando la luz cegadora se disipó, Lux miró frente a él y vio que la mitad del Gusano de la Muerte Gigante se había convertido en cristal.
Desafortunadamente para ellos, solo su mitad inferior había sido golpeada, en lugar de la parte superior donde se ubicaba la cabeza.
Si solamente no se hubieran visto forzados a detener sus ataques debido al repentino brillo que envolvió los alrededores, podrían haber logrado convertir el cuerpo entero del gusano en una estatua de cristal.
El Gusano de la Muerte Gigante entonces golpeó su cabeza contra el suelo, cavando profundamente para evitar ser atacado de nuevo.
—Casi lo conseguimos, Aur —dijo Lux con decepción.
—S-Sí —respondió Aur mientras miraba sus dos manos antes de apretarlas en puños cerrados—. No te preocupes por eso. Nos ocuparemos primero de los pececillos.