Cuando Iris abrió sus ojos, se encontró dentro de un abrazo cálido y protector.
Se sentía tan cómodo y agradable, que no quería salir, pero había algunas cosas que tenía que hacer hoy, así que no podía quedarse en el abrazo de su amado durante horas.
Después de incorporarse, observó la pacífica cara durmiente de Lux y sonrió. El mero pensamiento de pasar el resto de su vida con él se había convertido en una realidad. Su mirada luego se desvió hacia su cuerpo fuerte y esbelto, apreciando cada parte de él.
Cuando sus ojos se posaron en la parte inferior de Lux, sintió que sus mejillas se encendían porque el pequeñito estaba erguido tan temprano en la mañana, a pesar de que había trabajado duro la noche anterior para hacerla sentir increíblemente bien, haciendo que casi se desmayara del placer que le proporcionó.
Dejando la cama, se enfrentó al espejo de cuerpo entero que estaba ubicado en la esquina de su habitación.
