Barca escupió un bocado de sangre después de recibir el poderoso golpe de Orobak, que casi rompió su postura defensiva.
—Ya veo. Así que esa es la armadura que perteneció a mi abuelo —dijo Barca mientras miraba la armadura negra que cubría todo el cuerpo de Orobak—. El conjunto de legado Blackrock.
—En efecto —Orobak se burló—. Una armadura adecuada para mí, ¿no te parece?
—La armadura es buena, pero el que la lleva es basura —replicó Barca—. Si pudiera hablar, ya te habría dicho que eres un desperdicio.
Orobak rió.
—Las últimas palabras de un perdedor. ¿Has tenido suficiente? Es hora de que mueras, mestizo —dijo.
—¡Adelante, basura! —Barca apretó los dientes mientras sostenía firmemente el mango de su arma—. Su breve conversación con el enemigo le había dado un breve período de descanso para recuperar algo de su fuerza. Sin embargo, sabía que estaba a punto de alcanzar su límite.