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Como siempre, fuera de la Sala de Teletransportación había un ajetreo donde las personas se agolpaban para llegar rápidamente a otros lugares. Aunque era una comodidad añadida, sufría de sus propios inconvenientes, el primero de los cuales se manifestaba como siempre estar abarrotado.
Era fácil perderse en la multitud si uno no era un Disciplinado que pudiera resistir la marea de gente pasando a su lado. Por suerte, para Alexandria y su séquito esto no era un problema.
Kieran divisó su cabello lila pálido, que parecía más claro de lo que recordaba, más aún apareciendo blanco con un tinte de púrpura añadido para darle una presencia extra.
Detrás de ella venía Luka, quien siempre estaba a su lado como un leal perrito faldero. Kieran asumió que precisamente eso era lo que el joven era. De lo contrario, ¿qué razón había para mantenerse tan cerca mientras se acercaban?
—Parecen gemelos siameses con ese andar —murmuró.