La Llama era propensa a engaños malvados, y todo lo que Kieran decía era pervertido en su extraña y mancillada mente.
—¿Significado? ¿Por qué te interesaría eso si no puedes manejarlo?
Manejar el Significado era la habilidad de los Maestros, y aunque poseía el falsamente Cuerpo Ascendido de un Maestro... Kieran no lo era. Esa línea de pensamiento llevó a la Llama a una siniestra suposición sin la ayuda de la respuesta de Kieran.
Al lado de su rostro, la vaga manifestación de la Llama vibraba con alegría desbordante y excitación diabólica. Esa corrompida deleitación impregnaba también su voz.
—¿Está por ocurrir la Ruptura?
La Ruptura —como la llamaba la Llama— era la destrucción del Ancla, y su deseo por esa ocurrencia crecía con cada vez que Kieran se volvía más fuerte. Cuanto más poderoso se hacía, el titánico Ancla parecía menos un obstáculo insuperable.