Bañado en la gigantesca e incandescente luz carmesí de su aura reforzada, feroz y humeante, evidentemente realzada por los efectos latentes de su Marca del Poder, Kieran se lanzó hacia las filas de los Gladiadores Caídos que se aproximaban.
El Dread Circlet, odioso y ominoso, defendía la retaguardia de Kieran con un éxito desconcertante. El círculo ondulaba al recibir el impacto de las armas de los Gladiadores Caídos, liberando un arco aterrador de energía en respuesta. Esta energía potente exacerbaba el daño ya presente en las armas de este campo de batalla maldito.
No obstante, Kieran a veces dirigía su mirada hacia su espalda, entendiendo algo sobre el estado actual del Dread Circlet.
Cuando se empleaba defensivamente, la habilidad de potenciar sus ataques con Embestida Dread se anulaba. Con eso, si quería pasar al ataque, tendría que cambiar la orientación del Dread Circlet.
Sin embargo, hacerlo en esta situación no era lo ideal.