Nico no necesitó la hora completa para buscar al líder del ataque. Solo media hora después, envió a Max una imagen de un escondite destruido, con la puerta blindada arrancada de las bisagras y señales de una feroz lucha.
—También hay más datos aquí, y algunos dispositivos nuevos que no he identificado. Al Tío Lu le encantará nuestro regalo —le informó a Max mientras terminaba su búsqueda.
—Buen trabajo. Hazlo pasar por la Anomalía y luego regresa aquí una vez que se envíe a través de un Portal. No quiero que nadie venga buscándolo.
Nico se movilizó tan pronto como recibió sus órdenes, y el Destructor desapareció del sector antes de que alguien pudiera preguntar qué estaba pasando. Regresó en minutos, y Max pudo sentir su alegría, así que el traslado debió haber ido bien.