Los habían separado a él y a Nico deliberadamente del resto de la lucha, pero parecía que no iban a enviar nada.
—¿En serio me acaban de bloquear así? —exigió Nico por la radio, y Max captó la risa del Sargento Khalil.
—Parece que sí. Ese escudo es tan grueso como el de su Nave Colonia. A menos que exageremos con los Torpedos de Antimateria, parece que solo intentan evitarnos luchar. —Max estuvo de acuerdo.
—¿Y cuál es el sentido de eso? Si están tratando de aniquilar todo, ¿no deberían esforzarse al máximo para matarnos también? —preguntó Khalil.
Él era un soldado y uno orgulloso. No le sentaba bien estar separado de una batalla como esta y observar en los sensores cómo otros luchaban y morían. No era así como se suponía que debía ser. Debería estar allí en las líneas con ellos.
No eran su gente, pero eran soldados, igual que él, y una cosa pequeña como un caparazón quitinoso no afectaría su respeto por su meta de defender su hogar.