—Oye Max, ¿qué otra cosa es prácticamente inmortal, a prueba de balas y posiblemente capaz de tener datos neuronales transferidos a ella? —preguntó mentalmente Nico mientras lo miraba con una sonrisa burlona.
Maldita sea. A prueba de balas, sin envejecer, conteniendo un cerebro que era capaz de aceptar impresiones neuronales, como las que se usaban en programas de entrenamiento. La respuesta al problema completo del computador era Nico. Ella cumplía con todas las categorías que necesitaba, y si pudiera clonarla, entonces habría más criaturas como ella vagando por el universo.
Ya una de ellas era suficiente dolor de cabeza, y ella era solo una maniaca de las batallas, no una idiota sedienta de poder que pensaba que la ingeniería genética de Klem era un buen punto de partida para el camino hacia la inmortalidad.
Esperemos que la IA o no lo haya descubierto o decidiera que ella no era adecuada para el experimento.