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El coronel Cortez estaba feliz de ayudar y bien consciente de lo que sucedía en el Bláster Roto. Parecía ser el punto principal de encuentro del barco, y si no tenías suerte con las chicas, había algunos clientes regulares que te ayudaban a cambio de un poco de compensación.
Según el robusto coronel, Princesa era la verdadera Princesa del bar, y el precio por sus servicios era mucho mayor de lo que la mayoría pagaría, por lo que sorprendía que Max la hubiera visto ocupada haciendo algo más que atender las mesas.
Estas eran cosas que Max probablemente debería saber sobre su nave, pero como en cualquier regimiento militar, había algunas cosas que los hombres preferirían no contarle al comandante en caso de que desaprobara. Ya no estaban en el militar, no realmente, pero la mentalidad y la estructura permanecían.
