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Cuando los cañones callaron, no quedaba ni rastro de firmas energéticas del Azote en el planeta. Todos los Mecha habían sido lentamente reactivados, aunque los Mecha Ligero funcionaban con baterías de reserva ya que no se podían reiniciar en el campo sin un técnico. El pulso que había desactivado todo parecía haberles causado algún daño real más allá de los circuitos sobrecargados.
Los Mecha Superpesado del Primer Batallón también necesitarían algunas reparaciones, ya que las Plantas de Energía de Matriz de Cristal con las que habían sido actualizados, basados en los motores de la nave a bordo de Terminus, se habían apagado y serían necesarios nuevos cristales para volver a ponerlos en línea.
Las taquillas daban una buena idea de qué mejoras serían necesarias para repeler futuros intentos del Azote de desplegar armas similares, y era tan ridículamente sencillo que Max estaba sorprendido de que no lo hubieran hecho por accidente.