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El Inquisidor General Ming llegó de vuelta a bordo del Abraham Kepler con un surtido de Ron y Cigarros, así como su favorito personal, un Whisky de centeno de treinta años que se producía en la finca de su familia. No importaba cuántos mundos visitara, ni cuán lejos viajase, ese whisky siempre le recordaba su hogar.
—Señores, veo que nuestros amigos Mercenarios se han impacientado un poco mientras estuve fuera. Pero, todo está bien si acaba bien, así que he traído una botella del buen producto para celebrar un mundo limpio de alienígenas hostiles —el inquisidor saludó a los otros Generales mientras entraba en la sala de Mando.
—Excelente elección. Dado que las fuerzas Mecha han quemado casi todos los cuerpos en el planeta, hemos comenzado un barrido biológico desde la órbita, y enviaremos varias unidades para verificar las señales de Klem y quemarlas o eliminar cualquier superviviente que se encuentre