Dentro de la habitación, la mujer de cabello rosa oscuro miraba fríamente a los tres hombres mientras una cola de súcubo aparecía en su espalda y una armadura demoníaca cubría su cuerpo.
—Bestias, ¿creen que estaban teniendo sexo conmigo adentro? —murmuró la mujer mientras pateaba la cara del hombre de cabello sucio y amarillo—. Estaban en puras ilusiones, idiotas.
—¿Quién eres tú? —dijo el hombre de cabello negro corto. Intentó mover su cuerpo, pero no pudo.
—No nos conocen, mejor nos dejan ir si no quieren arrepentirse de haber nacido —dijo el hombre de cabello rubio con miedo y rabia mezclados en su voz.
—Van a morir una de las peores muertes y solo pueden culparse a ustedes mismos por ello —dijo la mujer mientras su cola abría sus pantalones y enrollaba su cola alrededor del pene del hombre de cabello amarillo antes de tirar fuertemente.
—¡Arrrrrrghhhhhhhhhhhhh! —el grito desgarrador del hombre de cabellos amarillos salió de su boca.