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Habían pasado siete horas. Alion no dejaba de buscar sin parar ni preocuparse por su agotamiento. Desafortunadamente, todavía no había encontrado las almas de Cylix y Novius.
Con el paso del tiempo, incluso Alion empezó a preocuparse. Hacía casi once horas que había entrado en La Tierra del Alma. Le preocupaba lo que estaría pasando fuera, preguntándose si Jia todavía estaría resistiendo.
—¡Argh, cuánto tiempo más tardará! ¿Por qué tengo tan mala suerte? —Cuanto más tiempo pasaba, más frustrado se sentía mientras su cuerpo se desplazaba de un lugar a otro como un rayo.
—Espera, ¿era eso...? —Se detuvo abruptamente mientras su mente procesaba la escena que acababa de ver. Como se movía tan rápido, no tenía tiempo para detenerse a pensar en cada alma claramente. Solo cuando pasó por una zona sintió que vio almas que parecían similares a las dos que estaba buscando.
Volvió rápidamente, apareciendo a cien metros de distancia.
