—Impresionante, mujer de la raza descendragon. Has desentrañado mi truco con admirable perspicacia. No muchos pueden ver a través de mis ilusiones tan rápidamente.
—Parece que podemos ver a través de tu juego, Maelstrom.
—Has pasado el segundo desafío —admitió—, la moneda desapareciendo de su mano en un destello de luz. Pero no pienses que todo ha terminado. La próxima prueba será la más difícil de todas.
—Estamos listos para cualquier cosa que nos lances, Maelstrom. No nos rendiremos ahora.
—Bien hecho. Has hecho bien hasta ahora. Pero veamos cómo te va frente al próximo desafío. ¿Listo?
Antes de que alguien pudiera responder, Maelstrom extendió su mano y el mundo a su alrededor comenzó a desvanecerse. Las dunas de arena, el viento, incluso el propio Maelstrom, se disolvieron en una neblina densa y opaca. Por un momento, todos se sintieron suspendidos en un vacío, sin ninguna referencia al tiempo o al espacio.