Og'tharoz se acercó a Adamanthi, el aire a su alrededor parecía vibrar con una tensión creciente.
El entorno desolado, con sus paisajes áridos y sombras profundas, parecía reflejar el estado de ánimo del grupo.
El cielo estaba cubierto de ominosas nubes rojas, y el viento soplaba con fuerza siniestra, levantando pequeñas nubes de polvo que danzaban a su alrededor.
Adamanthi levantó lentamente sus manos, una sonrisa forzada apareció en sus labios. —Tranquilos, tranquilos, chicos. No necesitamos recurrir a la VIOLANCIA, ¿verdad? —Su voz llevaba un tono de falsa tranquilidad, pero sus ojos traicionaban su miedo.
Og'tharoz, con el rostro serio e impasible, dio otro paso hacia Adamanthi. —¿Realmente pensaste que podrías engañarnos, Adamanthi? Nunca pasarás desapercibido ante mis ojos, pero dejé que continuara porque avanzábamos en círculos.