—Eres el primero en muchos años que busca respuestas aquí. La mayoría de los mortales temen lo desconocido y prefieren ignorar las antiguas verdades. Pero tú... tú eres diferente, ¿verdad?
La criatura emergió lentamente de la oscuridad, revelándose en toda su majestad y terror. Tentáculos gruesos y sinuosos, cada uno con cientos de ventosas que brillaban con una luz intensa, surgieron de las sombras, como los brazos de un gigante durmiente que despierta.
El cuerpo central del ser era colosal, cubierto de piel oscura y brillante, reflejando pequeñas chispas de luz que danzaban en las profundidades acuosas. Sus ojos, grandes y brillantes como esmeraldas, miraban a Kaizen con una intensidad penetrante, casi hipnótica.
—El Último Pulpo Nesferati —era como se llamaba por lo que Kaizen podía ver encima de la cabeza de la criatura.