Salvo por las noches en Rise Online, la vida de Klaus en el campus del Programa Especial seguía más o menos la misma rutina todos los días.
Todos los días, Klaus se despertaba temprano y hacía su rutina matutina de ejercicio y meditación para despejar su mente. Después de un desayuno abundante con sus compañeros de clase, se dirigía al aula para otra mañana de clases. Las clases eran intensas y exigían lo máximo de su conocimiento. Los maestros eran expertos renombrados en sus campos, y como Klaus no era un genio en cada área, tenía que prestar atención para no quedarse demasiado atrás.
Esa mañana, durante el descanso entre dos clases, mientras tomaba un café y charlaba con algunos compañeros, Klaus recibió un mensaje en su teléfono celular. Era un aviso de que los objetos épicos que había puesto en el Mercado Mundial dos días antes se habían vendido con éxito. Klaus sonrió y volvió a la conversación.