En ese momento, con toda esa energía paranormal revoloteando a su alrededor y la amenaza de Kaizen, la entidad no tuvo más opción que ceder.
—¡No hagas esto! Te lo ruego, Psíquico. ¡Hay una forma de resolver esto! ¡Te lo diré! ¡Prometo que te diré dónde está Týr! —exclamó la entidad.
Kaizen disminuyó un poco la PM que estaba exhaliendo.
—Estoy escuchando —dijo Kaizen.
—¡Muspelheim! Týr está aquí, en las profundidades más extremas de Muspelheim, donde la llama de la vida y la muerte se encuentran —confesó la entidad.
—Eso no ayuda en absoluto. Quiero saber exactamente dónde está —dijo Kaizen.
—Ve hacia el este y encontrarás un lago profundo, muy profundo. Es como una herida en este mundo, cuyo fondo es imposible de ver desde su superficie. A pesar de esto, confía en mí, en el fondo de esta garganta hay una tumba y es allí donde Týr vive en exilio, un lugar que ni siquiera los dioses podrían encontrarlo si quisieran —contestó la entidad.