—¿Crees que puedes detenerme, humano? —gruñó el líder de las lamias con una voz gutural mientras sus alas batían violentamente—. ¡Ante mí no eres más que un perro!
Kaizen no se conmovió por las provocativas palabras del líder de las lamias. Sus ojos brillaron con determinación mientras ajustaba su posición y, con un ágil movimiento, avanzó de nuevo, cargando contra el Líder de las Lamias con Ragnarok en mano. Sus golpes eran rápidos y precisos, buscando encontrar un hueco en la defensa de la criatura.
El Líder de las Lamias reaccionó con agilidad, esquivando los ataques de Kaizen y contraatacando con sus afiladas garras. La confrontación era intensa, cada movimiento de ambos iba acompañado de explosiones de energía y cristales estallando. Sin embargo, estaba claro que Kaizen se estaba conteniendo. Dado que quería información, no deseaba matar a esta criatura ahora que sabía que podía hablar, así que la vencería viva.