—¡GRRRUÑIDO! —La mayoría tembló de miedo cuando un tigre infernal con piel roja y ojos llameantes se manifestó en la Cámara del Infierno. Sus dientes eran tan afilados y fuertes como el acero, y sus garras aterradoras eran suficientes para desgarrar carne como papel.
Vapores calientes salían de su fauce mientras observaba a Asher con intención asesina, emitiendo gruñidos bajos que podían hacer desmayar de miedo a cualquier persona ordinaria.
Su inmenso tamaño y cuerpo musculoso eran suficientes para hacer que uno sintiera desesperación en su presencia. A pesar de estar a cuatro patas, su altura alcanzaba el cuello de Asher.
Pero lo que lo hacía aún más aterrador era que, a diferencia de un tigre ordinario, no tenía pelo. En cambio, en su piel roja, había pequeñas espinas ardientes por todo su cuerpo, incluso en su rostro.