El mundo a su alrededor parecía oscurecerse, como si la luz hubiera sido drenada del mismo aire.
Yui permanecía inmóvil al lado de Emiko, sus suaves manos sujetando el cuerpo de Emiko, su rostro surcado de lágrimas.
No podía hablar, no podía hacer otra cosa que no fuera sostener la fría mano de Emiko, su cuerpo temblando de dolor. ¿Por qué tenía que ser ella? Ella debería haber sido la elegida... El corazón de Yui parecía como si se estuviera desmenuzando en un millón de pedazos.
Grace estaba sentada allí, aún sosteniendo el cuerpo inerte de Emiko en sus brazos, sus lágrimas cayendo silenciosamente, trazando la curva de su mejilla mientras se susurraba a sí misma —¿Por qué...? ¿Por qué tuviste que salvar a alguien como yo cuando toda tu vida estaba por delante...? Su voz estaba quebrada, un murmullo suave y desesperado de arrepentimiento.