El sol abrasador colgaba alto sobre el infinito tramo de desierto, proyectando largas sombras sobre la tierra agrietada.
El aire estaba seco y quieto, con solo la ocasional ráfaga de viento caliente rompiendo el silencio. En medio de este páramo desolado, Asher se mantenía erguido, con los brazos cruzados sobre su pecho, mirando a Arturo con incredulidad reflejada en su rostro.
—¿Ni siquiera aprendiste más de tres Talentos y Habilidades? —se burló Asher, sacudiendo la cabeza—. Honestamente, estoy perplejo de cómo sobreviviste lo suficiente para llegar a ser un Cazador de pico Rango S. ¿Te llenaste de múltiples Radems o algo así?