—Asesor Ash —la saludó, su voz era cortés pero ribeteada de tensión—. Por favor, entre.
—Señora Sterling —dijo con preocupación—, ¿no durmió bien anoche?
—Oh, solo tenía algo de trabajo que terminar —dijo, su voz delataba un atisbo de ansiedad.
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Dejó la taza de café en una mesa cercana, sus dedos rozando el borde nerviosamente. Sus ojos buscaban la cara de Ash, un silencioso ruego por aseguramiento —¿Descubrió algo? —preguntó.
Asher se sentó frente a ella, sacando una tableta de su bolsa. La encendió, su actitud pasando de preocupación a enfoque profesional —He completado mi investigación —dijo, su voz firme aunque grave—. Los videos que le mostró Vladímir...
Cecilia se inclinó hacia adelante, su mirada fija en Ash, sus dedos agarrando el borde de la mesa de café —¿Y? —preguntó con impaciencia.
Asher tomó una respiración profunda y encontró sus ojos ansiosos —No eran falsos. Lo siento. —dijo finalmente.