—Ohuu... debes ser la Princesa Umbralfiend. Te ves más bonita que esas proyecciones que vi... casi tan bonita como yo. Ese mocoso lo tiene demasiado fácil y bien —comentó Lori con una mezcla de admiración y un toque de envidia, su voz llevando un tono juguetón y desafiante.
—Y tú debes ser la Mayor Lori. Mi esposo me dijo que vendrías a quedarte con nosotros. Pero por favor, suelta a Callisa antes de hacer eso —solicitó Isola en una voz calmada y melodiosa mientras Callisa se sentía herida, no físicamente, sino por ser intimidada de esta manera.
—Este lindo pequeño Kraken me atacó primero. Mira... ella sigue mirándome como si quisiera arrancarme el delicado cuello —se quejó Lori, moviendo la cabeza en falso desconcierto mientras observaba los grandes ojos granulosos de Callisa, que la miraban enojadamente, sus enormes pinzas crujían contra el cuerpo de Lori debido a que aún usaba toda su fuerza para resistir.