—Uhh... —Lysandra, cuya fuerza estaba casi agotada por el veneno, se revolvió débilmente ante el alboroto que la rodeaba, su conciencia parpadeando como una vela brevemente encendida en una tormenta.
A través de su visión borrosa, una silueta familiar se solidificó—Asher, enfrentándose desafiante a la Serpiente Espina Temible.
—Asher... corre... ahora... —La voz de Lysandra era apenas un susurro, forzado y débil, pero transmitiendo el peso de una urgencia desesperada.
La expresión de Asher se tensó, y se preguntó por qué esta mujer había venido hasta aquí para arrojar su vida cuando claramente dijo que no le importaba.
Como era de esperar, no puede dejar que la única puerta a su hijo se cierre para siempre.
Lysandra lamentó no haber esperado un poco más y se sorprendió al ver que el aura de Asher era tan fuerte como siempre.
No entró con él porque no quería ser una carga y en cambio esperó para ver si él podría salir por su cuenta o no.