—¿Perdona pero... qué mierda? —La expresión de Asher se contorsionó en una de completo desconcierto, su intención previa de lucha desapareciendo en segundo plano mientras intentaba asimilar la absurdidad de la situación.
Su mano se tensó instintivamente alrededor de su arma, no por agresión, sino más como un reflejo para asentarse en la realidad.
Los ojos de Lori brillaban con diversión y quizás un atisbo de orgullo malicioso al observar la reacción de Asher.
Sus enrollamientos se movieron ligeramente, un gesto que parecía casi un encogimiento de hombros —Sí, me has oído correctamente. No todos los días se encuentra un recipiente digno. Deberías considerarlo un honor.
