La atmósfera en la Torre Portadora del Infierno estaba cargada de tensión, y el aire se espesaba por segundos.
Rebeca, a pesar de la intensidad inquietante de la mirada de Asher, se negó a ser intimidada.
Se infló el pecho y puso sus manos desafiantemente en sus caderas —Hmm, eso está bien. Yo compadezco a otros. No al contrario —replicó con un filo desafiante en su voz.
Asher, con expresión impasible y puños cerrados detrás de su espalda, tomó lentos y deliberados pasos hacia ella.
Cada pisada resonaba ominosamente a través del salón —Solo voy a preguntar esto una vez... ¿Por qué mataste a la madre de Rowena y a todos los que participaron en esa misión?
La fachada de Rebeca se resquebrajó momentáneamente, sus ojos se abrieron más. Pero al siguiente segundo estalló en una risa fría, su voz rebotando en las paredes de piedra —Jajajaja... ¿Te estás escuchando?