—¿¡De verdad tienes novio?! —La voz de Isla, teñida de sorpresa, cortó el aire, aguda e incredul.
Su expresión era una mezcla de asombro e incredulidad, rompiendo el repentino silencio que se había producido justo después de que Amelia revelara lo que estaba esperando decir.
Logan pareció momentáneamente desorientado por la noticia, su usual compostura reemplazada por una vulnerabilidad confusa. —¿Mi pequeña dulzura tiene novio? —murmuró, el tic en su ceja traicionando su conflicto interno.
Era como si las palabras fueran extranjeras, un pensamiento inesperado en el pozo de sus expectativas.
Tenía miedo de que algún bastardo calculador haya intentado cortejarla por ser quien era.
Amelia, atrapada en la mirada tierna pero tumultuosa de sus padres, sintió un calor expandirse por sus mejillas.
Su rubor estaba acompañado de una súplica gentil. —Por favor bajen la voz, ambos. Les dije que nuestra relación no se puede hacer pública todavía porque él está en una situación difícil.