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Tárok estaba furioso, sus emociones desbordándose mientras sangre y saliva se mezclaban y continuaban saliendo de su boca.
Sus ojos estaban inyectados en sangre, pero en el momento en que miró esos fríos y ardientes ojos carmesíes, todo lo que pudo ver fue un reflejo de su propia desesperación.
Roto y desesperado, apretó los dientes y logró decir:
—¿P-Por qué... estás haciendo esto... conmigo? Su voz estaba impregnada de miedo y confusión, buscando algún atisbo de razón después de presenciar la destrucción de su clan.
La voz de Raziel, fría y carente de emoción alguna, respondió:
—No tienes derecho a hacer esa pregunta después de matar a mi gente. Puede que no recuerdes sus rostros, pero estoy seguro de que el nombre 'Selene' resuena en tu mente —sus palabras eran como una daga, dirigida precisamente a evocar un cierto recuerdo.