El escudo del Devorador de Cielos fue golpeado y tembló violentamente cuando un rayo carmesí lo impactó, dejando múltiples fisuras grandes en sus escudos, haciendo que la nave fuese aún más vulnerable.
Dentro de la cabina, la Erradicadora, herida pero resuelta, estaba en el timón, maniobrando la nave con un enfoque intenso. Asher estaba a su lado, su expresión marcada con preocupación.
—¿Cuánto tiempo más resistiremos aquí arriba? —preguntó Asher, sus cejas fruncidas mientras observaba el estado deteriorante de la nave.
La voz de la Erradicadora era calmada, pero subrayada con seriedad, —Hemos sufrido demasiado daño al sacrificar nuestras defensas por velocidad. Si no descendemos la nave ahora, puede que no sobrevivamos, pero todavía no hemos salido de territorios enemigos. Aún así, también estamos cerca de superar la tormenta —explicó, sus manos firmes a pesar de los violentos temblores de la nave.