En la vasta extensión de los Cielos Elysium, incluso los más poderosos grupos de Demonios y Cazadores se encontraron al borde de la desesperación.
Esta mini-mazmorra, llena de un eterno crepúsculo maravilloso, era un reino donde la fuerza bruta y la valentía no eran suficientes. A medida que los días se convertían en semanas, la verdadera y despiadada naturaleza de los Cielos Elysium comenzó a revelarse.
Recolectar 3.2 millones de fragmentos era una tarea hercúlea en este reino, con muchos preguntándose si era incluso posible. Donde una vez reinaba la confianza, ahora la duda y la desesperanza comenzaban a echar raíces.
Los caprichosos estados de ánimo de los Cielos Elysium convertían el establecimiento de refugios en un juego de ruleta rusa.
Los tornados surgían de la nada, arrasando con estructuras construidas apresuradamente como si estuvieran hechas de papel.