El eco silencioso de la caverna regresó cuando Asher soltó su agarre, una mirada de leve sorpresa en los ojos de Ceti al olvidar incluso que él la estaba sujetando de las manos hasta ahora.
Se levantó hasta ponerse de pie con un gruñido, sacudiéndose las manos —De dónde lo aprendí no te incumbe —dijo, con una ceja levantada—. Deberías solo concentrarte en la tarea que tienes entre manos y estar agradecida de que ahora aprendiste esa técnica —Asher literalmente quería decir que debería estar agradecida ya que esta podría no ser la técnica más poderosa que había aprendido, pero le era bastante querida.
Y la persona que se la enseñó... Jamás podría olvidarla.
Una ola de calor subió hasta sus mejillas mientras sus palabras la devolvían a la realidad.
Se dio cuenta de lo imprudente que había sido su pregunta en su situación actual, sin mencionar la falta de respeto que mostraba hacia sus límites personales.