Emiko, sorprendida, se quedó con los ojos muy abiertos ante el repentino acto de Yui. Se apresuró a arrodillarse en el suelo también, dándose cuenta del motivo por el que Yui estaba haciendo eso.
Aunque reaccionaran naturalmente, era mejor no arriesgarse a ofender a su Maestro ya que sus acciones podrían haber parecido una ofensa o una muestra de falta de respeto a un demonio como él.
Grace, que estaba a medio sorbo de su té, se atragantó ligeramente ante la inesperada disculpa de Yui. Tosiendo para aclarar su garganta, colocó su taza de vuelta en el platillo con una expresión divertida —Bueno, eso fue... inesperado.
Asher, aún sentado en su forma de muñeco, inclinó ligeramente la cabeza, sus ojos pintados observando la figura de la chica inclinada.
—Bueno... no vi nada que no haya visto antes —una risa sorprendida, pero divertida, se le escapó mientras desestimaba la disculpa de Yui.
